Sin duda la anterior semana fue muy peculiar. No nos faltó acción en esta nuestra ciudad que es Monterrey; Para empezar, el martes fue un día de fuertes vientos casi equiparables a los de un huracán, los cuales evidenciaron una vez más que la ciudad no está preparada para tales situaciones. Autos volcados, anuncios panorámicos derribados, ventanas rotas y otras tantas cosas vinieron a perturbar a la gente y a joder cualquier plan que tuvieran para ese día, pues en verdad no se podía ni caminar.
Luego, el desabasto de energía eléctrica y de agua en los siguientes días. La CFE (Comisión Federal de Electricidad) al parecer no tiene elaborados adecuados planes de contingencia para cuando algo asi ocurra, pues pasaron los días y los vecinos inconformes de distintas colonias (incluyendo la de un servidor) realizaron protestas bloqueando avenidas mientras mostraban pancartas y a coro mostraban su descontento, exigiendo que las autoridades dieran atención. Y no era para menos: eran ya 3 días cuando ya muchos se sumaron a los manifestantes, incluyéndome, pues aunque sé que es molesto para el automovilista y él no tiene culpa de lo sucedido, desgraciadamente vivimos en un país donde para recibir atención adecuada y ser escuchado, tienes que armar un desmadre lo más grande y molesto posible, para que venga a ser la pedrada en la cabeza que nuestros gobernantes necesitan para desviar su mirada hacia el pueblo, al que indebidamente miran hacia abajo.
Pasado el trago amargo de los días de estar sin las comodidades de la energía eléctrica y forzados hasta a cagar a luz de vela, ya se normalizaba todo mientras la gente sacaba en bolsas la comida que se les echó a perder a causa de esos días. Llegada la madrugada del día sábado, tuve otra sorpresa en particular: frustré un robo. Ah, vaya que se siente bien el haberlo hecho. Escuchamos en mi casa ruidos extraños a un lado, y salimos a ver qué pasaba. Luego de dar un vistazo, me llevo la sorpresa de encontrar a un raterillo común greñas color oscuro como su alma misma de seguro, esos ridículos pantalones "tumbados", y peinado cholesco de los que dicen a gritos: "SOY UN MALVIVIENTE, ¿Y QUÉ?". Al verse sorprendido, regó las cosas que traía de casa de mi vecino mientras escapaba trepando a mi techo y luego a los de las siguientes casas. Hasta ahí llegué, pues a esa intrépida versión cholesca de Hombre Araña no lo habría alcanzado ni por milagro. Más adelante se dejó caer a la calle, y a pesar de darse tremendo madrazo en un árbol, no se detuvo. La policía apareció, pero para entonces ya debía estar en otro municipio, el infeliz. Aún así, lo que importa es dejar en claro que en el lugar donde uno vive, los intentos de robo se quedan en eso precisamente.
Y bien, en otras cosas: Se cumplen diez años de la elaboración de un libro personal, un diario, el cual contiene prácticamente todos los detalles turbulentos y significativos de la vida de un servidor. Obviamente sabrán que no es un "Querido Diario: hoy vi a fulanita", sino un archivo de vivencias junto con los primeros esbozos de los personajes de mis historias, y las crecientes y cambiantes reflexiones de una mente no tan cuerda a medida que va creciendo y dejando atrás épocas muy queridas y hasta ahora añoradas.
Con motivo de esos diez años cumplidos, en los siguientes posts compartiré en público varios de los relatos de ese mi querido libro, de nombre La Summa Heretica. Algunos ya habían sido posteados en éste blog, pero ahora intentaré mostrar un lado más humano y vivencial en vez de solo letras y reflexiones. A quien llegue a interesarle el leerlo, conocerá sobre muchas personas en mi vida que estuvieron y ya no están por una u otra razón, pero cuya influencia fue decisiva en aquellos años. Sí, podrá parecer esto un afán exhibicionista, pero nada más lejos de la realidad. Lo muestro porque ha estado mucho tiempo olvidado en un cajón con llave, no tengo nada que perder al revelar unas cuantas cosas, ¿y quién sabe? Tal vez resulte útil en forma de ejemplo o lección para alguien que lo llegue a leer. Y como bien sabemos: todo conocimiento es poder.
Luego, el desabasto de energía eléctrica y de agua en los siguientes días. La CFE (Comisión Federal de Electricidad) al parecer no tiene elaborados adecuados planes de contingencia para cuando algo asi ocurra, pues pasaron los días y los vecinos inconformes de distintas colonias (incluyendo la de un servidor) realizaron protestas bloqueando avenidas mientras mostraban pancartas y a coro mostraban su descontento, exigiendo que las autoridades dieran atención. Y no era para menos: eran ya 3 días cuando ya muchos se sumaron a los manifestantes, incluyéndome, pues aunque sé que es molesto para el automovilista y él no tiene culpa de lo sucedido, desgraciadamente vivimos en un país donde para recibir atención adecuada y ser escuchado, tienes que armar un desmadre lo más grande y molesto posible, para que venga a ser la pedrada en la cabeza que nuestros gobernantes necesitan para desviar su mirada hacia el pueblo, al que indebidamente miran hacia abajo.
Pasado el trago amargo de los días de estar sin las comodidades de la energía eléctrica y forzados hasta a cagar a luz de vela, ya se normalizaba todo mientras la gente sacaba en bolsas la comida que se les echó a perder a causa de esos días. Llegada la madrugada del día sábado, tuve otra sorpresa en particular: frustré un robo. Ah, vaya que se siente bien el haberlo hecho. Escuchamos en mi casa ruidos extraños a un lado, y salimos a ver qué pasaba. Luego de dar un vistazo, me llevo la sorpresa de encontrar a un raterillo común greñas color oscuro como su alma misma de seguro, esos ridículos pantalones "tumbados", y peinado cholesco de los que dicen a gritos: "SOY UN MALVIVIENTE, ¿Y QUÉ?". Al verse sorprendido, regó las cosas que traía de casa de mi vecino mientras escapaba trepando a mi techo y luego a los de las siguientes casas. Hasta ahí llegué, pues a esa intrépida versión cholesca de Hombre Araña no lo habría alcanzado ni por milagro. Más adelante se dejó caer a la calle, y a pesar de darse tremendo madrazo en un árbol, no se detuvo. La policía apareció, pero para entonces ya debía estar en otro municipio, el infeliz. Aún así, lo que importa es dejar en claro que en el lugar donde uno vive, los intentos de robo se quedan en eso precisamente.
Y bien, en otras cosas: Se cumplen diez años de la elaboración de un libro personal, un diario, el cual contiene prácticamente todos los detalles turbulentos y significativos de la vida de un servidor. Obviamente sabrán que no es un "Querido Diario: hoy vi a fulanita", sino un archivo de vivencias junto con los primeros esbozos de los personajes de mis historias, y las crecientes y cambiantes reflexiones de una mente no tan cuerda a medida que va creciendo y dejando atrás épocas muy queridas y hasta ahora añoradas.
Con motivo de esos diez años cumplidos, en los siguientes posts compartiré en público varios de los relatos de ese mi querido libro, de nombre La Summa Heretica. Algunos ya habían sido posteados en éste blog, pero ahora intentaré mostrar un lado más humano y vivencial en vez de solo letras y reflexiones. A quien llegue a interesarle el leerlo, conocerá sobre muchas personas en mi vida que estuvieron y ya no están por una u otra razón, pero cuya influencia fue decisiva en aquellos años. Sí, podrá parecer esto un afán exhibicionista, pero nada más lejos de la realidad. Lo muestro porque ha estado mucho tiempo olvidado en un cajón con llave, no tengo nada que perder al revelar unas cuantas cosas, ¿y quién sabe? Tal vez resulte útil en forma de ejemplo o lección para alguien que lo llegue a leer. Y como bien sabemos: todo conocimiento es poder.