Cuando ocurre alguna festividad, creo en ser pragmático al respecto y sacarle el mayor provecho posible. Renegar sobre algo tan extendido o establecido puede tener una justificación, no digo que no, pero es mejor que escojas tus batallas.
Lo que sí es que a pesar de saber imitar a un camaleón en ese tipo de fechas y reuniones, debo admitir que es un alivio cuando éstas pasan. Y una de las mayores razones es para ya no ver gente creyendo en cosas que dentro de sí saben que no son reales, pero no solo eso, sino también verles inoculando esas creencias huecas a otros, particularmente los niños.
"Oh, son sus hijos, tú que sabes", pues sí, lector ficticio quejoso salido del éter. Serán sus hijos, pero es un solo mundo para todos. Vi un meme donde decía que no debes decir nada de que se le enseñe a los niños creer en Santa Claus y en el "Niño Dios", si de adultos ellos mismos creen en homeopatía y Flores de Bach y cosas absurdas así. No se les ocurre pensar que esos niños a quienes se les metieron esas creencias son los mismos que de grandes se convierten en los seguidores de esas otras tonterías que están criticando. En resumen, quien creó ese meme se disparó en el pie, como tantos lo hacen.
Por cierto, qué curioso que a su propio dios que adoran lo conviertan en un repartidor de regalos para niños, ¿no creen? Los gringos por lo menos señalan a Santa Claus como alguien delegado por el Gran Jefe para esa labor. Acá en México y creo otros lugares de latinoamérica no, acá es el mismísimo ícono religioso al que le atribuyen todo el poder quien se vuelve niño cada año y termina reducido al nivel de un repartidor de servicio de mensajería. Excelente enseñanza y de coherencia perfecta para los niños, eh. Ah, y ni hablemos del complejo a siempre tener algo de menor calidad que aquello que tienen los de Estados Unidos. Tan solo piensen esto: para los niños que pierden sus primeros dientes, allá es El Hada de los Dientes o Tooth Fairy, pero en latinoamérica es un ratón. Un maldito ratón. Allá una mujer que casi siempre la representan joven y hermosa, acá una plaga roedora que solemos perseguir y matar cuando se mete en nuestras casas.
Por lo pronto, luego de que las fiestas se terminan, sabemos que todo vuelve a lo que consideramos la "normalidad". Ya saben, esa donde la gente cree en cosas como el amor, el altruísmo, que los activistas por causas ambientales y por grupos vulnerables lo hacen de forma sincera y para nada tienen un motivo oculto, etcétera. Ya saben, esas cosas que sí son muy, muy reales. Claro que sí.
Lo que sí es que a pesar de saber imitar a un camaleón en ese tipo de fechas y reuniones, debo admitir que es un alivio cuando éstas pasan. Y una de las mayores razones es para ya no ver gente creyendo en cosas que dentro de sí saben que no son reales, pero no solo eso, sino también verles inoculando esas creencias huecas a otros, particularmente los niños.
"Oh, son sus hijos, tú que sabes", pues sí, lector ficticio quejoso salido del éter. Serán sus hijos, pero es un solo mundo para todos. Vi un meme donde decía que no debes decir nada de que se le enseñe a los niños creer en Santa Claus y en el "Niño Dios", si de adultos ellos mismos creen en homeopatía y Flores de Bach y cosas absurdas así. No se les ocurre pensar que esos niños a quienes se les metieron esas creencias son los mismos que de grandes se convierten en los seguidores de esas otras tonterías que están criticando. En resumen, quien creó ese meme se disparó en el pie, como tantos lo hacen.
Por cierto, qué curioso que a su propio dios que adoran lo conviertan en un repartidor de regalos para niños, ¿no creen? Los gringos por lo menos señalan a Santa Claus como alguien delegado por el Gran Jefe para esa labor. Acá en México y creo otros lugares de latinoamérica no, acá es el mismísimo ícono religioso al que le atribuyen todo el poder quien se vuelve niño cada año y termina reducido al nivel de un repartidor de servicio de mensajería. Excelente enseñanza y de coherencia perfecta para los niños, eh. Ah, y ni hablemos del complejo a siempre tener algo de menor calidad que aquello que tienen los de Estados Unidos. Tan solo piensen esto: para los niños que pierden sus primeros dientes, allá es El Hada de los Dientes o Tooth Fairy, pero en latinoamérica es un ratón. Un maldito ratón. Allá una mujer que casi siempre la representan joven y hermosa, acá una plaga roedora que solemos perseguir y matar cuando se mete en nuestras casas.
Por lo pronto, luego de que las fiestas se terminan, sabemos que todo vuelve a lo que consideramos la "normalidad". Ya saben, esa donde la gente cree en cosas como el amor, el altruísmo, que los activistas por causas ambientales y por grupos vulnerables lo hacen de forma sincera y para nada tienen un motivo oculto, etcétera. Ya saben, esas cosas que sí son muy, muy reales. Claro que sí.