Platicaba con una chica desde hace unas semanas. Me resultó interesante, debo admitir. Hablaba de su gusto por los libros, incluso quería dirigir su propio club de lectura. Era simpática, además.
De pronto, surgió lo inesperado. Luego de unas cuantas conversaciones, me dijo que le recordaba a alguien. Al momento creí que se refería a un conocido suyo. No pasó por mi mente que pudiera ser alguien famoso, ya que soy ordinario, y no creo tener nada de parecido con alguien famoso. Lo anterior, dicho a pesar de que en los comentarios de otros lugares de la red llegaron a decir que me imaginaban como Neil Diamond, Christopher Cross, e incluso a Steven Patrick.
No fue así en ésta ocasión. Ésta vez, la linda chica joven me dijo haber estado leyendo un poco de Charles Manson, y haber visto algo en video sobre él. Y, sus palabras hacia mí: "Me recuerda mucho a tí. Habla como tú, dice las mismas cosas."
¿Será?
La duda persistió en mi mente en los anteriores días. Nunca habría esperado ser comparado así. Digo, nunca tuve un grupo de asociados o amigos tan extenso como el de Charles. Y tampoco tan dispuestos a hacer lo que yo pidiera. Ciertamente, nunca les habría pedido ir a asesinar a, entre otros, a una joven guapa que en ese momento estuviera embarazada. Si acaso les habría pedido uno que otro detallito inusual.
Es interesante lo mencionado en una evaluación de un perito, con respecto a Charles Manson: "Exhibe signos de control, manipulación, y poder sobre sus asociados y seguidores, alimentados por su ira narcisista. Despliega puntos de vista sexistas y racistas, y usa fuertes reforzamientos de sexo, drogas, y recompensas pasivo-agresivas".
...
Oh, está bien, me atraparon. Tal vez sí nos portábamos de forma parecida.
Un poco, sólo un poco.
En fin, con todo y eso, fue aún así tan atrevida la conversación.
Me hace pensar en que soy... un indigente, un auto-chocón y un recipiente de vino. Y una navaja, si se me acercan demasiado.
Que sueño en eyacular vino, salivar miel, defecar bombones. Y que Afrodita misma se me muestre entre los labios de una linda y bien depilada vagina. Y me hable a través de ella, ordenándome alzarme en armas. Tomar el Vaticano con ayuda de anarquistas y satanistas. Instaurar un régimen de veneración fusionando a Satán y al Monstruo de Spaghetti Volador.
Ordeñar luego una cabra en la mismísima sala del trono papal. Salplicarlo luego y sentarme en él. Coronado como el nuevo Anti-Papa. Traer luego a un séquito de guardias que reemplazarían a la guardia suiza y serían mi escolta personal. Serían lesbianas, de poderosas y aún así bellas piernas, capaces de partir una cabeza humana de una patada. Les daría armas. Les daría uniformes, que expondrían sus senos y nalgas, cubriendo el resto del cuerpo, incluso el rostro. Y las haría danzar para mí, al ritmo de 'Goodbye Horses'.
Les diría que es Jesucristo mismo quien me ha hablado. Que me contactó a través del correo electrónico, diciéndome que ése es el medio que prefiere, ya que el exhibicionismo de las redes sociales le ha hartado. Me revelaría que ahora es más joven, de fuertes rasgos, y cabello más corto que la última vez que estuvo en la Tierra. Me diría que anduvo caminando por los barrios bajos en México, Brasil, y otros lugares de latinoamérica. Me diría que aún luego de ver incluso los prostíbulos de perdición, aún así los más pervertidos y degenerados están en los Congresos, oficinas de Gobernación, y Presidencias de más de un pedacito de territorio que insisten en llamar suyo y soberano.
Es Obama mismo quien ha sido el accesorio inicial. Peña Nieto es un robot, un precursor del dominio de las máquinas del que tantos autores nos llegaron a advertir bajo la máscara de ser relato de ficción. En las noches, desarma su peinado aparentemente estilizado con gel, revelando un cerebro artificial, con un chip libre de las famosas Tres Leyes. Todo ésto me lo ha contado el fantasma de Jimmy Hoffa, y el de Luis Donaldo Colosio, cuando visito mi rancho en las afueras de Santiago, Nuevo León, México, al ir a estar un rato con mis 15 esposas.
Pero como dije, pff... ¿Charlie y yo? Algunos detallitos, sí. Pero no exageremos, por favor.