Era un dia como cualquier otro para la mayoria de la gente. Todos iban y venian a sus trabajos, sus escuelas, sus compromisos. Continuaban gastando su energía y existencia en las obligaciones adquiridas de una sociedad que demanda mucho y solo a algunos les otorga satisfacción plena. Los mortales, en esa enorme granja de hormigas llamada Tierra, no veian nada de diferente a ese momento.
No obstante, para Strauffon si era muy diferente. Y cómo no iba a serlo, si se hallaba ni más ni menos que en el Cielo. Y no, no era ningun bar con ese nombre. Era el Paraíso, el Elysium mismo. Habia sido de pronto arrebatado de donde estaba y llevado ante a la presencia de Dios. Se presentó Él en forma de una gloriosa luz, de una naturaleza tan imponente que parecía traspasar cuerpo y alma. Strauffon no tuvo más remedio que cubrir sus ojos, y escuchar la voz del Señor hablándole.
Y fueron las palabras de Dios las que resonaron. Preguntó directamente al huésped el porqué de sus quejas, y si acaso estaba juzgando como ineficiente la labor del Todopoderoso.
- No es así - contestó Strauffon - Nunca califiqué de por completo mala tu labor, pero sí he dicho que no habría necesidad de ese velo de misterio alrededor de cuanto piensas y haces.
Preguntó el Señor si creía que él podría hacerlo mejor.
- Yo no te conozco. Sé de ti, pero no alcanzo a comprender lo que piensas, eres, y haces. Nunca diría que puedo hacer mejor que tu porque no sé. Pero me atrevo a decir que yo haría un buen trabajo.
La majestuosa luz parpadeó. Hubo un breve momento de silencio, y el Creador emitió su decreto. Creyéndose perdido, quizá juzgado por lo que a los oídos divinos habría sido una blasfemia, Strauffon tuvo que cerrar los ojos y encogerse de hombros. Y entonces no podía creer lo que oyó. Una noticia que llenaría de asombro, dicha, y otras emociones mezcladas a un nivel nunca imaginado por un mortal.
- ¿Yo tomo tu lugar? ¿Es cierto lo que escucho?
La voz le dijo entonces que, mientras Él estaría "a un lado" en su lugar fuera del tiempo y el espacio, sería él quien tomaría lo que era una completa reproducción de su poder, mas no de su sabiduría. Strauffon, consciente de que eso equivalía a ser dejado con solo un poderoso brazo y una poderosa pierna, aceptó sin embargo con gran agradecimiento, esperando su propio intelecto pudiera manejar lo que requeriría el mayor Saber de la Creación. El Señor le preguntó si sentía estar a la altura de ese honor.
- Procuraré estarlo. Lo que puedo decirte es que será mucho mejor que una película de Jim Carrey.
La voz murmuró su aprobación, y todo se tornó brillante y cegador...
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En un principio, la nueva deidad permaneció sin hacer nada realmente notorio. Se consolidó como líder, abrió relaciones de negocios, saboteó proyectos tontos de la humanidad, y dio a su mansión el esplendor que merecía alguien de tan elevada posición. Aunque aun con eso, no quiso residir en el Cielo, ni contar con su propio coro de querubes entonando cánticos de alabanza, como ocurría con el Invisible.
- Reverendo - dijo uno de los 4 hombres de visita en su hogar, estrechando la divina mano - Hasta pronto.
Eran hombres poderosos, esos cuatro. Gente con quienes se encontraba haciendo negocio. Pero ya era bastante de eso por ese día, pues se retiraban ya, y la gente allegada a Strauffon estaba ya en la modesta salita tamaño Mames, en la que podrían caber tres viviendas juntas (viviendas buenas, no cualquier pinche nalga con puerta y ventanas que llaman casa estos días). Los recibió enseguida a los tres, con gusto pero a la vez con visible seriedad. Ya estando en su despacho y habiéndose servido una copa algunos, sentado como estaba, el Reverendo habló:
- Esta noche la Familia Strauffon se cobra sus cuentas.
Todos prestaron oído atento.
- Carlos Slim... - continuó diciendo en voz alta - Ese monopolizador; sus acciones son suciedad. Ha estado jodiendo al país y al pueblo por mucho tiempo. Que se joda. Que se joda una y mil veces.
- ¿Ely? - dijo Strauffon, dirigiéndole la mirada.
- Sí, me encargo. - asintió Ely, comprendiendo el mensaje a la perfección.
Esa misma noche, Carlos Slim cayó a manos de Ely y los dos guardaespaldas que la acompañaban. Entraron a la casa del magnate, con tan buena fortuna que lo atraparon "en el trono". Una bolsa en la cara, un forcejeo en una escena poco ortodoxa, y listo.
- Nerost - continuó Strauffon - Toma un avión a Bolivia. "Enciende una vela" por nuestro querido Hugo Chavez.
- Mh, mh - carraspeó Spawny - Disculpe, patrón...
- ¿Qué pasa?
- Hugo Chavez es de Venezuela, no de Bolivia.
- Ah si - se corrigió el líder - Joder, a veces me pasa. Todos estos países son tan facilmente confundibles en las conversaciones, quién sabe porqué. Nerost, ve a Venezuela entonces.
- Está bien - asintió Nerost.
- Y es más, ve a Bolivia y mata también a su presidente. No me da confianza alguien que no me impacta lo suficiente para recordar su nombre al momento.
- Hecho.
Nerost partió también varias horas después. Luego de uno de tantos discursos llenos de fanatismo y de mentiras, donde Chavez parecía un gorila declamando, el mandatario se retiró. Habiendo mucha gente en ese momento, hubo que irrumpir en su vivienda también, silenciando a su guardia completa. Unas cuantas balas a su trasero socialista tiránico, y se le lanzó por el balcón, para estar seguros.
Spawny aguardaba que le encomendaran su propia misión. Seguramente algo de igual impacto e importancia. Se lanzaría como los célebres gangsters de antaño, que con un dedo presionado sobre un gatillo alteraban el curso de eventos como la mano de Dios misma. Se inclinó hacia adelante en su asiento, atento a la encomienda que la harían de algún importante personaje.
- Spawny, quiero que vayas y asesines a Adal Ramones.
La extrañeza del demoniaco no-tan-amigo de todos fue evidente.
- Patrón - dijo - ¿Oí bien? ¿Adal Ramones?
- Sí.
- ¿El que de repente se fusilaba cosas de Saturday Night Live?
- Sí, el mismo.
El desconcierto fue aún más.
- ¿Por qué me manda a mí a eso? No chingue. -con todo respeto-
- Estamos haciendo una clara declaración. Que México lo vea como una representación de que el régimen de la Familia Strauffon deja atrás varias cosas de antaño.
- Si lo que quiere es hacer esa declaración, ¿Por qué no mejor matamos a todos los políticos?
- Esos a su modo se harán solos el Harakiri. Van a huir, unos traicionarán a otros, unos más intentarán esconderse en otros lugares del mundo. Salvo ciertas excepciones, la mayoría de la clase política puede largarse, en lo que a mí respecta.
- ¿Bill Gates?
- Ese de tonto no tiene un pelo. Se la dejó ir a muchos desde el inicio de su carrera. Tal vez sí convendría, pero veremos qué utilidad tendrá.
- ¿Benedicto XVI? - insistió Spawny.
- Hay un plan alterno para eso. Por ahora, no.
- ¿El Arzobispo de México?
- Carajo, Spawny. Dije que no.
El rostro de Strauffon era frustración y desesperación al momento de poner su copa en la mesa y voltear a ver a su empleado.
- Es que esto es una mamada, jefe.
- ¿No puedes ser solidario a la causa como mis dos grandes amigos aqui presentes? Bien. Puedes entonces volver con Oh-Em a un trabajo pagado apenas arriba del mínimo.
- ¿Por qué me lastima, jefe? Siempre le he sido leal.
- Solo quiero comprobar que estés. Ahora, ¿te quedas?
- Sí, me quedo. Pero, ¿por qué Adal Ramones? Dígame.
- Mira, te voy a ser sincero, a mí no me cae mal ni nada. Incluso lo veía. La que lo odia es Ely. Solo quiero tener contenta a mi gente.
Más tarde, Ely comentó a Spawny que habia sido atinada su decisión de quedarse. Él le contestó que aunque quisiera no habría tenido opción. En la última evaluación injustamente calificada de su desempeño, como respuesta a ello Spawny le había dado una terrible mordida a Oh-Em en la oreja. A los jefes normalmente no les agrada que les hagan eso.
- Aunque aún así creo que sería mejor alguna de las otras opciones - dijo Spawny.
- ¡Ah, que la reverenda chingada! - exclamó Strauffon - Ya estuvo. Ahora por esa pinche insolencia y necedad, tendrás que...
- Oh no patrón, por favor.
- Spawny, ven aquí y besa el anillo. - ordenó Strauffon, extendiendo la mano con el Anillo del Ragnarok en su dedo.
- No patrón, por favorcito - pidió, como perrito azorrillado.
- Hazlo, ahora.
Spawny se hacía hacia atrás y decía no con la cabeza, como los niños huevones que no quieren entrar a la escuela.
- No quiero. 😟
- Si no lo haces, no tendrás ningún aumento a tus poderes y propiedades en este Nuevo Orden Mundial.
- Tenemos la completa seguridad de que éste es el camino indicado, ¿verdad? - preguntó Ely.
- Así es - aseveró Strauffon.
- ¿Qué hay de la ocupación?
- Hay un momento para todo. Tú ten paciencia; para hacer pasteles se necesita romper algunos huevos.
- ¿Y la Iglesia? - inquirió Nerost.
- Tú juegas un papel importante en esa parte. Pero de nuevo: no podemos saltar al segundo acto sin completar el primero.
- Muy bien. Ya sabemos que todo marcha.
- Sí - dijo Strauffon - Sólo falta un pequeño detalle...
- ¿Cuál?
- ¡BESA EL ANILLO, SPAWNY!
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Horas más tarde, el pintoresco engendro se puso en marcha. Sabia que su blanco tenía ya la intención de resucitar su absurdo programa enajenador de mentes y saturador de horario. Para cumplir el mensaje de Strauffon y además impedir que reviviera tal bazofia, la sentencia se debía cumplir.
Ramones estaba en un evento. Spawny iba disfrazado de policía y montado a caballo, y con sus acompañantes de traje oscuro. Éstos dispararon, pero solo atinaron a los pobres pocosueldo que acompañaban para ayudar a montar el show. El blanco huyó, con Spawny tras él, hasta que lo acorraló en la entrada de una tienda y le apuntó con su arma.
- Hola, ADAL - y le disparó dos veces - ¡RAMONES!
Cuando el auge de los incidentes estaba en pleno y llevaba ya 2 semanas de saturación en los medios, se convocó a otra junta, tanto con Ely, Nerost y Spawny, como también de los tenientes de cada uno de ellos, según sus zonas. La nueva deidad Strauffon se encontraba en un sillón recostado en cómoda posición, fumando. Por su mirada parecía no haber tenido una noche de sueño hacía tiempo, lo cual no importaba -a pesar del aspecto que le diera-, pues ya no requería dormir.
- Nos extenderemos - les dijo con una sonrisa - A nivel internacional.
Y el mundo sumergido en su pendejez seguía en sus guerras en el Medio Oriente, malgastando recursos en vez de destinarlos a los rubros correctos, con politiquería barata y hostilidad disfrazada con palabras falsas derramando miel. No se arrepintieron luego de los mensajes que se les envió, ni abrieron sus ojos al tornarse la Familia Strauffon en el Nuevo Orden Mundial, extinguiendo toda influencia de los que están detrás del telón, esos del "Ojo que Todo lo ve", pues Strauffon se había tornado en ese Ojo, y además en la Mano que todo lo podía.
El día de la Anunciación fue impresionante para todos. Ésta deidad no se rodearía de secreto y misterio, dejando que la humanidad abusara del libre albedrío como ya mucho tenia haciéndolo. A pleno mediodía, todo se oscureció. La gente salió desconcertada de sus casas, de sus lugares de trabajo, de todo sitio donde se encontraban. Por poco más de una hora se estuvo así, y los reportes llegaron rápidamente de algo poco más que imposible: todo el planeta estaba privado de la luz. Ya algunos se aprestaban para hacer desmanes, robar, y dar rienda suelta a lo que por naturaleza estaban inclinados: el Mal. Pero antes que lo hicieran, una estruendosa voz se dejó oír, haciendo eco en la mente de todos, a tal grado que muchos metían se tapaban los oídos y sacudían enérgicamente sus cabezas.
- Gente del maltrecho planeta Tierra - dijo la voz - Este es Alexander Strauffon, quien les habla. Éste es quien ha de regirlos de ahora en adelante, pues me he vuelto el Todopoderoso, quien procurará su bienestar aún a costa de su necio empeño de autodestruirse. No soy a quien llamaron Padre ni es mi intención llegar a serlo; soy el Padrino de la Creación, soy el severo Padrastro de ustedes, que ha venido a darles paz y orden, mas no en suaves mensajes que de sobra sabemos van a ignorar; sino bajo mano dura e implacable. Pues ustedes son una raza con los caprichos e inestabilidad de malcriados niños, así los trataré. Los quiero, hijos míos. Los quiero, aunque no lo crean, y por ello les pondré una chinga tan, pero TAN suprema que los disciplinaré de una vez por todas.
I - La Depuración
La luz regresó, y la gente estaba inquieta a lo largo del dia. Antes que éste concluyera, la OTAN desplegó sus fuerzas en busca de la deidad, buscando ponerle fin. Tan predecible: una respuesta hostil por parte del humano. Teniendo la certeza de que los llamados de "Primer Mundo" comprenden mejor los mensajes dando en su Talón de Aquiles, el cual es precisamente su mundo capitalista y sus íconos representativos, Strauffon se convirtió en una gigantesca nube de humo negro que llegó a Manhattan, cubriendo todo y encaminándose luego a Times Square, el concurrido sitio de Nueva York. La Fuerza Aérea surcaba el cielo, y la infantería avanzó. La nube se convirtió en la imagen de Strauffon, gigante e imponente, dejando al Empire State como un mondadientes en comparación.
Los misiles se dispararon, tan solo para darse cuenta que la figura era translúcida. Suspendieron su ataque al cabo de un momento. Con un pensamiento, averió las naves, obligándoles a descender de emergencia. Saboteó todo lo electrónico, pero aun así siguieron en su empeño. - "Nuevamente, es cuestión de íconos sociales" - pensó Strauffon - "Vamos por uno"
Desapareció por completo, y apareció en su tamaño normal, dentro de la Casa Blanca y frente al escritorio del entonces Presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Un breve cerrar de ojos, y los del Servicio Secreto estaban desarmados y pegados al techo. Le dirigió la palabra al mandatario enseguida:
- Yo! Wuzzup, my broda?? Show me some looove, homie!
- Yeah, yeah! Fo'sho! Wuzup yo!
(Para comodidad del lector, se le ofrece una versión doblada del diálogo)
- Hola. Saludos, Señor Presidente. Venga esa mano.
- Sí, qué tal. ¿Como esta usted?
- Perfectamente, y con ganas de trabajar por un mundo mejor. Seré breve: es su decisión si desea considerarme una amenaza para el mundo, aunque no es así. No soy más una amenaza que lo que han sido otros personajes y eventos en la historia que se perfilaban por ser un bien inmenso a los ojos de todos. La diferencia es que yo si iré acorde a lo que piense, diga, y haga. No me traiciono a mi mismo, y por ende, no traicionaré al mundo. Lo que haré en los siguientes días podrá ser considerado injusto, tal vez brutal, pero esperen a ver el futuro del mundo luego de la depuración. Ésta es mi palabra, y como tal, no puede ser cuestionada.
La rendición de los gobiernos mundiales en ese momento vigentes ocurrió tres días después. Antes de eso, la deidad terrible se habia mostrado en toda T.V., pantalla, y monitor del mundo, aún los desconectados o descompuestos. Dirigía su mensaje a los primeros que habría de purgar.
- Gente que se dedica al crimen: este es un últimatum. Tienen una semana para cesar sus actividades, desmantelar sus operaciones actuales y planeación futura. Luego de ese plazo, entrará en vigor la Ley Divina. Nadie puede estar sobre la Ley mas que aquellos de gloriosa naturaleza que la suministramos. La justicia no puede ser decidida de humano a humano. Aquí entramos nosotros.
Pero nadie pudo imaginar en qué consistía su ley. Y a pesar de incidentes tan grandes, no se detuvieron en sus malas obras. Siguieron matando, y robando, y ofendiendo a quien acababa de ofrecerles un buen trato. Se desilusionó entonces el nuevo dios; y convocó a Spawny.
- ¿Qué pasó, jefe?
- Prepárate para tu transformación.
- ¡Ay no! ¿En qué me va a convertir? No, no, no...
- No seas nena, cabrón. A ver, acércate.
- ¿Para qué? - preguntó Spawny con los ojos muy abiertos - ¡Ya besé el anillo, ya!
- Deja de mariconear, estáte quieto. - poniendo sus manos sobre la cabeza de Spawny, Strauffon continuó - Eres ahora Spawny, el Arcángel Depredador en este Nuevo Orden. Habrás de liderear el ejército que castigará a los lacras. Álzate y ve tu nueva imagen.
Extendiendo su poderosa mano abierta hacia Spawny, lo dotó de músculos y apariencia escultural, poderosas alas retráctiles, y una impresionante armadura.
- ¡Chingón! - exclamó Spawny - ¡Esto es la ley!
- He creado un ejército de ángeles a mi servicio, pues los del Cielo no he querido apartarlos del Altísimo. Son los Ángeles Ejecutores. Tú los comandarás. Vayan, vayan, vuelen. Tráiganme a los criminales más sádicos. Traigan a asesinos y violadores. Traigan a políticos corruptos que alguna vez le concedieron favores a ellos. Reúnanlos.
Y Spawny voló, convocando al ejército alado con sus alentadoras palabras, como el generalísimo que era, cual nuevo Arcángel Miguel:
- ¡ÓRALE, CABRONES! ¡Vamos por ellos! Palo Divino para todos, y al por mayor. ¡A huevo putos!
No conforme con los sitios de espectáculos ya existentes, Strauffon edificó con su pensamiento, haciendo que brotaran del mismo suelo, réplicas del Coliseo Romano en puntos clave del mundo, hasta llegar a 7 (Pues no pudo resistirse a hacer un guiño cabalístico con sus creaciones). Pero éstas réplicas eran inmensamente más grandes, asegurando un show único para el propósito que tenía.
Y entonces llegaron con gran cantidad de prisioneros. Homicidas, ladrones, violadores, escoria de la peor calaña. Y por encima de todo, políticos y funcionarios dados a la corrupción, mentira, y más. Spawny y los ángeles ejecutores los distribuyeron en los distintos Coliseos. Entonces se llamó a la mayor cantidad de gente posible, quienes llegaron en multitudes. Y la cobertura mediática fue total. Nadie debía perderse nada de eso.
- Aquí están los agentes nocivos el mundo - clamó la voz del terrible dios, oyéndose en todas partes - Para el entretenimiento de todos ustedes. Se les pondrá a combatir con distintas armas, con la salvedad de las de fuego. Se soltarán leones, tigres, leopardos, pumas, y una enorme variedad de ingeniosas cosas. Deberán combatir hasta morir. Los que martirizaron a los pueblos ahora deberán martirizarse a sí mismos, para nuestro placer. Si lo hacen, su muerte les permitirá el paso a un sitio de paz, inmerecido por cierto. Los que sean renuentes, serán forzados a entrar al combate y morir de todos mundos, y se les castigará eternamente en el lugar de tormento reproduciendo cada horror relatado en el Infierno de Dante. Y no podrán morir jamás, ni dejar de sufrir.
Sobra decir que los criminales fueron unánimes en su decisión de cooperar. Y así comenzaron los Juegos Strauffonianos; con combates grupales, con bestias, con ángeles persiguiéndoles en carrozas y acosandolos con lanzas y flechas, con enormes calderas sobre la arena soltando aceite hirviendo mientras continuaban su lucha. Y la gente se maravilló a la vez que sintió terror. Esa mezcla tan única de miedo con suprema dicha que hace a cualquiera cautivarse. La prensa hablaba en todas partes del Dios Loco, el Supremo Castigador, el Aniquilador Divino.
- Parece que están anunciando a un luchador de la WWE - dijo Spawny.
Volaron cabezas, tripas, miembros, y ríos de sangre pecadora corrieron ante los ojos de los impresionados testigos. Extremistas musulmanes combatían sin cesar a hordas de Maras, pandillas de ciudades estadounidenses eran confrontadas con las latinas. Y todos cayeron, como debía ser. El nuevo dios los convirtió en ejemplos, y llamó a todos a evitar el crimen y procurar el crecimiento en toda área y la evolución, pues la abundancia debía ser para todos y no para unos cuantos. Luego vino la incondicional entrega de las naciones, las cuales fueron conservadas en su mayoría, por cuestión práctica, con sus nombres y territorios, pero una enorme reforma judicial fue llevada a cabo en cada una de ellas. Y ahi estaban los invencibles ángeles, para asegurar que todo fuera hecho en el más perfecto orden.
El poderoso Strauffon transportó a Kate Beckinsale y a Hayley Williams de Paramore a sus aposentos, junto con varias otras más, y las convirtió en sus mujeres. Y ellas se rindieron a su Titánico Amor, pues no sería un dios solitario, sino todo lo contrario. Y él las amó como solo los dioses pueden hacerlo, en formas intensas no comprensibles a los mortales.
II - La Reestructuración
- Sí, muy bien.
En efecto, Ely ocupada ahora el frente de tales rubros, aun conservando a sus tenientes y a su centenar de hombres en cada zona. El trabajo y responsabilidad eran inconmensurables, y fue feliz cuando al cabo de unos meses pudo delegar algunas funciones. Mas no dejó de gozar a la vez la autoridad y posición que había adquirido, pues por vez primera habia al mando alguien con sentido de lo que es justo.
- Para ti tengo algo distinto, mi hermano. Confío lo desempeñarás como es debido, pues estarás solo un escalón abajo de mi, mas al vernos siempre nos veremos frente a frente. Nunca habré de ver a mis amigos hacia abajo, sino a mi alrededor, como antes de recibir el supremo honor.
Y entonces el Vaticano se ensombreció. Las nubes negras lo cubrieron, y la gente gritó y huyó. Pocos se quedaron, incluyendo a los Cardenales y a su máximo jefe. Era por fin el ocaso del dominio católico. Era una visión impresionante ver llegar a cientos de ángeles ejecutores y posarse en la Plaza, para luego infiltrarse y expulsar hasta al último eclesiástico.
Y pasó un día. Y todos los Lugares Santos y edificaciones se tornaron de color negro permanentemente. El Nuevo Vaticano había nacido, y el humo blanco apareció de pronto. La gente corrió entonces, con la curiosidad superando al miedo. Miraron hacia el balcón a ver a un ángel en túnica anunciar solemnemente:
- Annuntio vobis gaudium magnum: ¡Habemus Anti Papam!
La gente no cabía en sí en su desenfreno. Spawny apareció también y tomó un lugar elevado, para no perderse nada.
- Eminentissimun dominum ... Qui sibi nomen posuit... Nerost I.
Y el AntiPapa Nerost saludó a todos, quienes rompieron en gritos y lágrimas. En los meses venideros, asumió sus responsabilidades sobre uno de los temas más delicados: la educación. Y arduamente instauró a la ciencia a su merecido lugar, y limitó eficazmente la práctica religiosa -primordialmente la cristiana- a solo ciertos recintos y lugares privados. Sin permitirse grandes congregaciones de eventos, ni espacios en televisión o radio, ni organizaciones formales. Pues quienes deseaban por verdadera convicción adorar a Dios el Señor podian hacerlo; ni Strauffon ni Nerost lo prohibirían, pero para ello les bastaba la privacía de su hogar y de su propia mente.
Y entonces marcharon los opositores en busca de tomar el lugar santo. Venían de todas partes, en la necia creencia de que tenian una posibilidad de ganar. Convencidos de que ellos eran los buenos, y que debian retornar al mundo a su previo estado de libertinaje y decadencia, aplastado por el capitalismo y la religión, quienes tan convenientemente se limpiaban su suciedad en turnos.
- Ha llegado la hora de los gritos, mis hermanos - dijo el AntiPapa, acompañado de Spawny ahi en su trono.
- ¿Qué quiere hacer, Su Santidad? - preguntó el poderoso engendro.
- El enemigo irreconciliable se alza contra nosotros. Está de sobra decir qué debe hacerse.
Y se aplicó el rigor sobre todos aquellos ingratos. Y ya tiempo después, con la calma impuesta, Nerost reformó los planes educativos en el mundo entero. Y cesó toda explotación disfrazada de colecta para causas nobles. Estableció la llamada "Fe en la Lógica y la Razón", provista de los preceptos necesarios para que el hombre por fin fuera una raza fuerte, y no una que se devora a sí misma.
Strauffon descendía de las alturas y conversaba con Nerost y con Ely en el Nuevo Vaticano. Y la gente se reunía afuera, a pedir que sus oraciones fueran escuchadas. Y el dios nuevo prestaba oídos a todos, lamentando no poseer la sabiduría suprema para poder atenderles del modo que quisiera. Pero les ayudaba, y les encaminaba a que contribuyeran a la paz cada vez más en avance.
III - La Sanación
- Spawny, ven aquí, muchacho - dijo Strauffon. Kate y Hayley se entretenían en la otra ala de la fortaleza, y el dios se encontraba meditando en el trono. (Su trono real, no en el baño)
- Dígame, jefe.
- Sal y lleva La Buena Nueva.
- ¿Ahora, señor?
- Sí, llévala.
El joven engendro habria de ser llamado el ángel de la sanación luego de ese dia. Recorrió el mundo, con la noticia de que los más grandes males de la salud para la humanidad serian erradicados, efectivo desde ese momento, de todo el planeta. Y así fue. Por la divina voluntad de Strauffon fue hecho. Y el mundo entero se llenó de júbilo.
- Ahora todos a rockear! - dijo Spawny - Y dice uno, y dos, y tres:
Y entonces, luego de anunciar la eliminación de las principales enfermedades, se dedicó a terminar con los OTROS males: la sobrepoblación, los embarazos de mujeres pendejas, y los imbéciles promiscuos que quieren preñar al mundo entero. Los fustigó vigorosamente, limitó la capacidad de concepción para nivelar el número de individuos en el mundo, asegurando que en unos años el efecto benéfico sería evidente.
Marchó entonces el alado mensajero a curar al mundo de OTRO de sus males: el futbol y el fanatismo que le rodea. Los estadios fueron reducidos a escombros, todo material relativo al futbol -incluyendo fotografía y video- desapareció de la faz del mundo. Se permitió ese particular deporte solo a nivel local, sin volver a dejar que organizaciones y jugadores siguieran lucrando en forma desmedida y ganando con un tonto juego lo que serios y respetables profesionistas no ganaban en una vida. Y se procedió a regular los otros deportes, espectáculos, y toda actividad que involucra grandes masas de gente. La justicia estaba hecha, y Strauffon vio que su obra y decisión estaba bien.
Ely había llevado al mundo en su mayoría a la prosperidad económica nuevamente, y aunque mostraba aprehensión de volver a dejar en manos de la humanidad las riendas y que volvieran a arruinarlo, siguió de buena gana con su trabajo. Y Ely, Nerost y Spawny gozaban del favor de Strauffon, quien les hizo inmortales luego de asegurarles que la Creación entera les necesitaba.
Pasaban los años como instantes. Y luego de un fallido intento de un gobierno parlamentario, de creer que una cámara de representantes podría funcionar ésta vez, se instauró una monarquía en cada nación. Y el angelical Emperador Spawny se puso su corona, pues mandaría sobre ellos y les vigilaría como ojo de voyeurista que jamás parpadea, y se aseguraría que las directrices de Ely y Nerost fueran cumplidas. Así, ¿qué mejores reyes, que aquellos que supieran también servir?
- Qué chingón soy - dijo Spawny - No cabe duda.
- Ahí tienes a este reconstruido globo de tierra y agua - le dijo Strauffon - Te confiero el derecho y poder de fijar normas para cada miembro de la realeza y sus politicas, disponer el uso de los recursos y legislar para mantener los intereses de mis otros dos amigos, y por supuesto, YO. Pues YO SOY, y ese argumento basta para que todos se conformen. Pues han sido curados y han recibido una nueva oportunidad.
- ¿Qué haremos ahora? - preguntó Ely.
- La imaginación es el límite. Quién sabe si algún día la humanidad deje su pubertad como raza, y pueda hacerse responsable de sí misma. Hasta entonces, tendremos éste y muchos otros mundos qué cuidar. Y bien sabe el Dios Creador, dondequiera que ahora esté, que una eternidad es necesaria para lograr que todo ser en el universo sea plenamente responsable de sí.
FIN
Eres un blasfemo, porque tomas atribuciones que solo Dios puede ejercer. Y luego se agrava el asunto porque el que juzga a su hermano, juzga a la ley de Dios, lo cual es una falta muy grave.
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