Queridos lectores: nunca encontrarán a alguien más acostumbrado a quedarse despierto en la noche que yo. El desvelo y yo somos uno mismo. Creo que la madrugada es el momento del dia en que puedes escuchar a tus verdaderos pensamientos. El resto del dia estas distraido con las voces de otras personas, sonidos de aparatos, de tráfico, y otras torturas no solo para el oído sino para la mente.
Fue anoche cuando comenzó. Se escuchaban ruidos, y era difícil de distinguir qué los causaba. Y a mi no me gusta que algo me venga a distraer mientras pierdo mi tiempo viendo estupideces a gusto en línea. Me levanté y revisé la casa. Como ya se metieron a robar aquí el año pasado, quedé un poco paranoico y ahora siento que cualquiera quiere invadir mi sagrado hogar.
Pero nada. Eché una ojeada aquí y allá, y nada. "Estoy loco" - me dije - "Ha de ser mi imaginación."
Vuelvo a sentarme y sigo pendejeando en la red como siempre, cuando ahora lo que se oye es la perilla de mi puerta. Giraba como si alguien intentara abrir una puerta con seguro puesto poniéndole muchos huevos, pero ésta ni seguro traía. Me sacó un pedo capaz de desencadenar el regreso de Jesucristo, y levantándome en chinga, aventé la silla y me aproximé a la puerta. Yo así soy, gente. No soy de los que escucha ruidos y piensa que es un pinche fantasma o un ladrón y lo que hace es taparse hasta la cabeza con la sábana. No entiendo a los que hacen eso, por cierto. ¡Bravo, pendejo! Seguramente tu pinche sábana está hecha de lo mismo que la capa de invisibilidad esa de Harry Potter, cabrón.
Así que ahí voy, en guardia y listo para el combate, con mis sentidos aumentados por la adrenalina y por la pinche cafeína que hace que hasta mis pupilas cambien de redondas a triangulares y cuadradas. Aguardé... y nada. Ya estaba seguro que no lo imaginaba, en realidad habia una serie de ruidos en la casa, y algo estaba jodiendo la vida. Se repitió una vez más, así que asomé la cabeza fuera del cuarto hacia la sala, la cual estaba en la completa penumbra, y dije:
- "¿Quién es?"
Y tuve que abofetearme a mi mismo por haberme sumido, sin darme cuenta, en la misma categoría de los pendejos que creen que al estar acostados tienen sábanas mágicas con hechizo nivel +1000 de protección y escudo de fuerza. ¿Por qué? Porque cuando algo asi esta sucediendo, es de lo mas idiota el preguntar, y encima con un tono de voz de retrasado: "¿Quién anda ahiiii?"
¿Qué chingados es lo que espera uno escuchar? Tal vez nos esperamos algo como esto:
- ¿Quién anda ahí?
- Ah, un ladrón de la colonia Matadero, señor. Buenas noches.
- Ah andale, ¿cómo va la chamba?
- Pues va floja, fíjese, ya no se roba tan facil como antes.
- Sí, a huevo...
- Ya sabe, las alarmas y la chingada...
- Sí, sí, cómo no. Bueno, nadamás no te lleves los aparatos compadre, todavía no los acabo de pagar en Coppel. Ahí hay algo de dinero y joyas.
- Ya está, pues. Gracias.
Claro que es tu completa decisión si sales a tirar chingazos o si huyes despavorido. Ambas son válidas, y más en estos tiempos. Pero por favor, no seas de los que sigue haciendo eso, tal y como hice yo. En fin, obviamente no me contestó nadie, pero en eso escucho "¡PUUMM! ¡CRAAASH!". Bueno, son onomatopeyas, no crean que habia algun cabrón en la oscuridad diciendo pam! crash!. Voy en chinga corriendo a la cocina y enciendo la luz:
Trastes rotos. Incluyendo la madrecita que es como plato hondo que es donde me gusta revolver y preparar la carne molida para mis hamburguesas nocturnas. Vi eso, y la puerta de la lavandería abierta. De forma serena, con la vista al frente y la mirada fría (como cuando el Dr. House por fin da con el diagnóstico correcto del pobre cabrón que está casi muerto), entendí al fin. Le hablé a Hedwig (mi hermano), explicándole la situación:
Hedwig, hermano, estamos siendo atacados por la Familia Muridae.
Los múridos (Muridae) son una familia de roedores del suborden Myomorpha. Es la mayor familia de mamíferos, con unas 650 especies. Su distribución original abarca Eurasia, África y Australia, aunque ahora es cosmopolita por su introducción por parte del homo sapiens. Incluye a los ratones, ratas y similares.
El nombre de la familia es a veces empleado como sinónimo de la superfamilia Muroidea, aun cuando representa taxonómicamente un nivel inferior.
[editar] Subfamilias
Los múridos se clasifican en cinco subfamilias, y poseen cerca de 140 géneros y 650 especies.
* Deomyinae
* Gerbillinae
* Leimacomyinae
* Murinae
* Otomyinae
La subfamilia Lophiomyinae (con un único género, Lophiomys) es incierta; ha sido considerada como subfamilia de los Muridae o los Nesomyidae, y como familia independiente (Lophiomtidae); hoy se considera una subfamilia de la familia Cricetidae.
Fuente: Wikipedia, la fuente del saber del huevón promedio
¡UNA RATA!
Una maldita rata metida en mi casa. De inmediato mi hermano aseguró ayudarme hasta el día siguiente. Ni siquiera dormí. Con los primeros rayos de sol, salí y traje unas trampas de la tienda. Pero no crean que iba a hacer esa mamada de solo poner las trampas. Somos guerreros, está en nuestra sangre el pelear, hacer desmadre, y liquidar al enemigo.
Ya en casa salió: peluda, oscura, y asquerosa (no los estoy albureando), corriendo por todos lados. Así que me preparé, poniéndome mi ropa de batalla. Y así, sin peinar y con los pelos como jamaiquino, agarré un palo que tiene algo de punta, para poder usarlo como lanza, y estuve listo para enfrentar al enemigo:
En el primer round, la rata demostró gran control del terreno de combate, agilidad, y avanzadas técnicas ratísticas (me vale madre que no exista la palabra, es mi post) de evasión. "Ándale hija de tu pinche madreeee, chinga tu madreee" gritaba mientras la atacaba con la lanza improvisada. Un choque de titanes, enfrentándose la especie responsable del esparcimiento de la peste bubónica, contra la especie responsable del esparcimiento de muchas desgracias más. Luché, golpeé, rompí más cosas (pendejo de mí), y la puta rata como si nada.
Así que decidí pasar al siguiente nivel. Vimos al asqueroso animal correr y refugiarse detrás de la estufa. Mi brillante mente supo enseguida qué hacer, y así lo dije:
- Vamos a poner dos ollas grandes de agua a hervir. Cuando esté el agua más cachonda que una menopáusica con hormonas alteradas, vaciamos ambas al mismo tiempo a la parte de atrás de la estufa, seguramente le dará.
Cuando el agua estuvo lista, cada uno tomó su respectiva olla. Yo hice énfasis en que debíamos lanzar TODA el agua, y al mismo tiempo, para que estuviera donde estuviera, en esquina o enmedio, no fuera a escapar. Así pues, a la cuenta de 3, ¡Madres! Dejamos caer el agua, y se escuchó algo tan bello, mis amigos, tan especial como pocas cosas pueden ser:
- "¡¡Piiiíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!"
¡La rata pilló! Jaja, la habíamos quemado. Pensé que al pasar esto, iba a salir, ya sea trepando hasta arriba de la estufa, o lo más probable: por abajo. Pero ni una ni otra. Nos quedamos esperando en vano, por lo que decidimos mover la estufa.
La estufa es pequeña, por fortuna no difícil de mover. Asomándonos, vimos que en la parte de atrás tiene solamente un hoyo. El culito de la estufa, vamos. Así que empezamos a picarle el hoyo como viles estufafilicos, esperando que el enemigo herido se quejara otra vez. Con suerte y podríamos aplastarlo ahí mismo.
Pero nada. Imaginé que estaría más adentro. "Vamos a encender el horno de la estufa", dije. Y así lo hicimos. Pinche calor insoportable con el simple hecho de estar en la cocina con esa madre encendida, y eso que teníamos la puerta de la lavandería abierta, por si acaso huía para allá.
Pasó el tiempo, y nada. Ya cuando parecía sauna y estábamos conscientes que por lo menos en algo debía incomodarle el calor, nos preguntamos si tal vez se habría muerto. En eso estábamos cuando de pronto la hija de la chingada salió corriendo, quemada y madreada como estaba (se notaba en su apariencia y en lo torpe que estaba), y se salió por un hoyo a un lado de la ventana frente al fregadero, hoyo a través del cual pasó a la lavandería. Lo hizo con muchísima dificultad, pero se notaba que daba su esfuerzo máximo en apresurarse.
Salí en chinga con mi improvisada lanza de Depredador, decidido a darle en su madre de una vez por todas a la pinche hedionda:
- ¿Y la rata?
- No mames, pues se pasó para allá...
- No, no está.
Hice un desmadre moviendo secadora, lavadora, y otras cosas, picoteando con mi terrible lanza (el palo ese que traía, no con el pito, malpensados). Nada, ni una reacción, y al remover las cosas no aparecía nada. El animal desapareció. Mi perico, Periquillus Segundus, hacía ruido de lo encabronado que estaba. "Cálmate peri, tengo el pedo bajo control" - le dije, como si pudiera entenderme. Salí al patio arma en mano, y mi tortuga solo se quedó estática, con la cabeza arriba, extendiendo el cuello lo más posible, así como diciendo: "¿Qué carajos pasa?". Pero como dijo el Maestro Poe: "Oscuridad, y nada más".
Segunda Parte: Le Rat Est Mort
Al día siguiente, regresábamos del cine mi hermano y yo. Venía particularmente feliz por haber visto buena acción, y haberme chingado unos nachos. Tuvimos que ver la película normal, no en 3D. Pero eso no afectó mi humor. Cuando ya habíamos entrado en la casa, se escuchó: ¡ZAS! Era la trampa para la rata. Le había pegado, pero la desgraciada pudo librarse. Y ahora recorría la lavandería toda emputada y haciendo ruidos. Mi perico estaba asustado, así que abrí la puerta y rápidamente metí su jaula a la cocina, cerrando tras de mí.
Nada me quitaba de la cabeza que esa debía ser una especie de rata zombie. Su aguante a haber sido quemada, jodida con un horno de estufa, y luego prensada con una trampa era notable. Se alzaba en dos patas, como diciendo "Vengan a pelear, culeros". En el primer round, su agilidad y otros poderes ratunos le permitieron esconderse, evadir los madrazos, y -estoy seguro- burlarse de nosotros.
Decidimos entonces repetir el viejo método, hervimos agua, y así, humeante y terrible, la usamos una vez más como arma. Se la lancé dos, tres, cuatro veces, hasta que perdí la cuenta. El mayor pendiente que me causaba era que, si la chingadera reaccionaba rápido y trepaba por mi pierna, podía morderme. Y así terminaría yo en el hospital con el miedo a la rabia, o alguna otra de tantas mierdas que suelen traer las ratas, que son de los animales más asquerosos del mundo, por encima de gusanos, cucarachas... Bueno, ustedes me entienden.
Con eso en mente, supe que debía tirarle un madrazo de agua más contundente, uno enteramente por encima. Para ese momento la rata ya estaba más lenta, y se detuvo a un lado de la secadora. Es ahí donde me acerqué y le eché más agua que nunca. Estaba tan caliente que la rata pilló de forma horrible, se escuchaba casi humana. Me hizo pensar en aquellos tempos de gloriosas y terribles batallas, donde por defender su ciudadela, los soldados lanzaban gran cantidad de aceite hirviendo desde arriba, para que cayera sobre las hordas enemigas que golpeaban a su puerta. Deben haber sentido una satisfacción similar a la que yo tuve.
Se arrastró, aún resistiéndose, así que tomé un palo de esos de escoba y le solté tal madrazo que se rompió al primer golpe! (el clavo, no la rata). Miré alrededor y encontré una varilla de fierro. Acomodándome como hacen los beisbolistas antes de batear, la agarré bien con ambas manos, y ¡Madres, Chingas, Putas, Zas, Zas, Zas! Cuatro certeros golpes, luego la ensarté, y quedó patas arriba.
Ya estaba muerta, y la pateé para estar seguro, y le eché aún otra jarra de agua hirviendo además. La razón de esto es porque si algo nos han enseñado las películas es que el enemigo puede revivir luego de la derrota inicial. Ya no se movió. Al ver a la rata ahí muerta, pasaron por mi mente muchas cosas. Imaginé que se trababa de alguien desagradable: violadores, políticos corruptos, y otros encantos de la Creación. Ahora lo siguiente será asegurar que no haya dejado algunas compañeras por ahí. Y si así fue, que encuentren un destino similar. Tomé el recogedor, y de pendejo por poco la dejaba en mi bote de basura. Seguí entonces, y la fui a tirar a un camellón en una calle a la vuelta de la casa. Esa se convirtió en la tumba de la criatura que osó invadir La Casa Strauffon. Gracias por leer.
Y la moraleja de la historia es: que un escritor de dudoso talento, amargado, misántropo, y desidioso, puede muy fácil robarle su tiempo a muchos con una anécdota estúpida (pero real, no inventada ni nada) sobre un sucio animal que acostumbra rondar en el drenaje :)
Esas bestias son escurridizas, recuerdo una ocasión, me tomó mas de un mes atrapar a una bien cabrona, cuando al fin cayó en la jaula, estaba toda pelona, le faltaba un ojo, la cola le colgaba del pellejo y le faltaba una pata, y así con todas esas heridas de guerra, no se dejaba atrapar... merecía una muerte digna y lenta, que mejor que echarla a una cubeta asi en la jaula y dejar que se llenara lentamente de agua hasta que se ahogara...
ResponderBorrarNaaaaah... sin piedad! Nadie que interrumpa la excelsa exquisitez de agarrarla sin compañía y pensar a altas horas de la madrugada, y además se sienta con derecho a aposentarse como inquilina legítima, siéndolo ilegítima, de moradas ajenas, merece conservar la paz! Ármate con Caza-Fácil, que cuando alguna vez se metió a mi casa materna una ratona-madre ([lo hubiera sido, de no ser por nuestra acertada intervención] del género mus (aunque menos repulsivo, igualmente invasor), se pegó a una de esas, hábilmente colocada por mí (trampa previamente preparada: chocolate sin trampa las dos noches anteriores, y las Caza-Fácil apestan a mantequilla de cacahuate), mi amá, doctora jubilada, utilizando todos sus conocimientos le dió con todo en la parte de atrás de la cabeza con un palo de madera previamente proveído por mí, y la desnucó. Al demonio las teorías de Inglourious Basterds! No son ardillas, son ratones y ratas! MUERAN!
ResponderBorrarEsos animales son muy escurridizos. Abundan mucho en épocas de lluvia. Eso si, las ratas tienen un pinche aguante...
ResponderBorrarSaludos mi estimado, y ojala no tarde mucho deshaciendose de esa plaga.
en mi casa antes llegaban muchas ratas pero de las de campo eran inofensivas para nosotros pero como anidan y destruyen a su paso, constantemente matabamos ratas en la cochera, suerte que no se metían a la casa, una vez pusimos trampas en el piso atras de un mueble y no la revisamos en un mes,para cuando nos dimos cuenta lo que parecia una bola de pelusa era el cadaver de una rata podrida. lo que si he visto en mi calle es que los perros o gatos que se yo son muy buenos casando ratas de las grandes, varias veces he visto cadaveres grandes en el suelo, saludos!
ResponderBorrarjajajaja no manches, como dijeron antes, que buen estilo para narrar un evento tan comun jejeje
ResponderBorrarMe agrado. Aqui en casa tambien tuvimos una rata asquerosa. Solo que como tenemos gata y gatito caminando por la casa, no pudimos poner veneno. Pero esas trampas en las que se pegan las asquerosas ratas son buenas.
Como solo se quedan ahi pegadas, uno puede dar rienda suelta al asesino serial y loco que llevamos dentro. Quemarlas, ahogarlas, rebanarlas... etc :D
Saludos !!!
y las fotos reales que? nah no te creo nada
ResponderBorrarCreo que debiste detenerte un momento en el proceso para observarte en el espejo, esa sonrisa que mas que sonrisa es mueca de placer no es normal es enfermiza, los ojos inyectados psicoticos y la adrenalina tambien indican un desorden mental.
ResponderBorrarUn dìa pelee con un gato a muerte y descubri el Mr Hyde en mi. Entre nosotros nos reconocemos. Como cuando el depredador se fijò que el alien podia ser un buen guey para aventarse un tiro.
Te imaginé como Anjelica Huston en Las Brujas!!
ResponderBorrarI hate the rats!!!
Es mi fobia más hojaldra,así que matala!!
Oye, y la rata fue la que giró la perilla?
Bueno, nos estamos leyendo
Pinche vato, ya estás como en El Norte, revisando antes de publicar los posts de la raza. Abajo la censura, no importa si te rayan la madre
ResponderBorrarjajaja
ResponderBorrar¡las ratas son más duras de matar que Bruce Willis!
aunque la que te invadió ya parecía rata zombie con todo eso
Tengo claro que solo una puta rata es capaz de hacer frente a un equipamiento armamentístico Predator. Qué hija de puta. Puta rata.
ResponderBorrar