Lo que odio de las bodas

De los eventos a los que menos me gusta ir, son aquellos en donde debo tolerar una gran cantidad de hipocresía o pretensión entre un montón de gente a quienes en su mayoría no les hablo o peor aún, ni siquiera conozco. Y uno de los mejores ejemplos de eso es una boda, tanto si es en la propia familia de uno como también las de terceros o gente externa.

Y es que en una boda, está por sentado que en el transcurso del evento, tarde o temprano van a aparecer uno o más momentos incómodos que al menos en mi caso, me hacen pensar en que debí quedarme en casa. Sí sí ya sé, sueno como un amargado. Pero a fin de cuentas un amargado sincero. Y para dejar en claro que no estoy exagerando, voy a mencionar algunos de esos momentos incomodos (o personas incomodas, muchas veces):

Uno de ellos es El(La) Bailador(a). Cree que por su gusto de mover el culo en la pista (y peor aún, con música que es una mierda), ya todos estamos obligados a hacer lo mismo. Si anda tranquilo y no tan hostigoso, puedes verle desde lejos en la pista de baile y divertirte con su show, sobre todo si trae ya algunos tragos encima y se cae. El inconveniente es cuando se pone en modo fastidioso y viene y te jalonea, queriéndote forzar a que te pares a la pista, aún sabiendo que no te gusta bailar y que te está incomodando. Los más débiles se dejan presionar y allá van, obligados a hacer el ridículo ante las miradas de todos solo por un adefesio que no sabe respetar límites. 

Otros son la parejita que termina de pleito. Ya sé, a todos nos pasa. A mi me sucedió una sola vez en la vida, y sé que la mayoría de las veces no es culpa del tipo (por más que las mujeres se puedan molestar al oir esto, saben que es verdad: el hombre suele ser el que quiere ya calmar las cosas y no hacer un numerito frente a todos). Y Ya sea uno mismo quien termina peleando con su acompañante o que sean otras personas, es sumamente incómodo. Aparte del hecho de aguantar esas desconsideraciones, terminas perdiendo tu justo derecho de ser el único con cara larga en el evento. En éstos días, ya ni el amargado puede conservar su identidad como tal sin que vengan otros a robarle el reflector.

Y mientras se quedan ahí los que están enojados, también está el polo opuesto: El "simpático". Éste se la pasa haciendo bromas como si lo hubieran contratado para hacerlo. Si ya se le subió lo que se ha estado metiendo durante la fiesta, peor. Y miren, no es que esté diciendo que no se deban hacer bromas y pasarlo bien. A fin de cuentas es una fiesta. Lo molesto es que este personaje no sabe cuando terminarla o cuando ya tiene que darle un descanso. Al contrario: con cualquier estímulo se convierte en una fuente de palabras, el infeliz. Ya de pronto varias de las bromas dejan de tener la gracia que el cree que tienen, se pone a abrazarte o a picarte las costillas mientras se ríe solo de las cosas que esta diciendo, y en los peores casos empieza a decir ya cosas que ofenden a los que están ahí o a contar cosas privadas suyas o de otros que no debería, todo por querer usarlas para sus chistes o sus anécdotas. Lo que sea por tener la atención.

Otros que no faltan son los metiches. Pueden ser de cualquier género y edad, aunque muchas veces son señoras casadas o divorciadas ya de mediana edad o de la tercera edad, también. Ah, esas señoras que ya son abuelitas, son inolvidables por lo directas que son y sin pena. Como ya no pueden ni mantener una conversación con el cadáver animado que tienen por marido, se aproximan a ti cuando más relajado estás en tu asiento. De ahí, la conversación es más o menos como ésto:

- ¡¡Mijito Alex!! ¿Y tú no andas bailando?

Te preguntan algo así como introducción. Dan ganas de decirle: "Fíjese que sí, sólo que ahorita estoy proyectando mi cuerpo astral y él está bailando por mí". Pero bueno, ya le explicas que No, te pregunta por qué no, le respondes con un claro "porque no me gusta", y entonces te suelta la siguiente:

- Oye, ¿y por qué vienes solo? ¿Ya no andas con aquella muchachita? ¿Cómo se llamaba...? (insertar aquí el nombre de una exnovia de hace unos años que llegaron a conocer)

Cuando un conocido, sea familiar o amigo o lo que sea, te pregunta algo en buen plan o con genuino interés, es algo que se nota. Aquí, si la persona metiche ni se acuerda del nombre de tu pareja o expareja, ¿por qué te va andar preguntando por ella, sobre todo si es más que obvio que si fuiste solo es por algo? Ya sea que cortaste con ella, o se enojaron y no te acompañó, etcétera. Muchas veces es gente que no ves en años sino hasta el siguiente evento grande familiar (bodas, bautizos, funerales, ya saben), y te sueltan sus preguntas como si debieras ser un libro abierto con ellos para todo. Y ni hablar de cuando sí vas acompañado, luego tienes que presentarles a tu pareja actual, lo cual es un desperdicio de tiempo ya que la mayoria se van a olvidar de su nombre en unos minutos. Ni hablar. 

Y esos son solo algunos. Podría seguir, pero creo que ya quedó claro el punto. Por fortuna, no es seguido que tenga que acudir a una boda. Y a las que he aceptado ir, quiero dejar claro: siempre ha sido y seguirá siendo por el respeto, afecto, y buenos deseos sinceros a los que se están casando. De ahí en fuera, gracias, pero no.