Nietzsche: sobre la Semana Santa y el Cristianismo
"Se llama al cristianismo la religión de la compasión. La compasión es contraria a los efectos tónicos que acrecientan la energía del sentimiento vital; surte un efecto depresivo. Quien se compadece pierde fuerza. La compasión agrava y multiplica la pérdida de fuerza que el sufrimiento determina en la vida. El sufrimiento mismo se hace contagioso por obra de la compasión; ésta es susceptible de causar una pérdida total en vida y energía vital absurdamente desproporcionada a la cantidad de la causa (el caso de la muerte del Nazareno). Tal es el primer punto de vista; mas hay otro aún más importante. Si se juzga la compasión por el valor de las reacciones que suele provocar, se hace más evidente su carácter antivital.
Hablando en términos generales, la compasión atenta contra la ley de la evolución, que es la ley de la selección. Preserva lo que debiera perecer; lucha en favor de los desheredados y condenados de la vida; por la multitud de lo malogrado de toda índole que retiene en la vida, da a la vida misma un aspecto sombrío y problemático. Se ha osado llamar a la compasión una virtud (en toda moral aritocrática se la tiene por una debilidad); se ha llegado hasta a hacer de ella la virtud, raíz y origen de toda virtud; claro que -y he aquí una circunstancia que siempre debe tenerse presente- desde el punto de vista de una filosofía que era nihilista, cuyo lema era la negación de la vida.
Schopenhauer tuvo en esto razón: por la compasión de la vida se mega, se hace más digna de ser negada; la compasión es la práctica del nihilismo. Este instinto depresivo y contagioso, repito, es contrario a los instintos tendentes a la preservación y la potenciación de la vida; es como multiplicador de la miseria y preservador de todo lo miserable, un instrumento principal para el acrecentamiento de la décadence; ¡la compasión seduce a la nada!...
Claro que no se dice "la nada", sino "más allá", o "Dios", o "la vida verdadera", o "nirvana, redención, bienaventuranza"... Esta retórica inocente del remo de la idiosincrasia religioso-moral aparece al momento mucho menos inocente si se comprende cuál es la tendencia que aquí se envuelve en el manto de las palabras sublimes: la tendencia antivital. Schopenhauer era un enemigo de la vida; por esto la compasión se le apareció como una virtud... Aristóteles, como es sabido, definió la compasión como estado morboso y peligroso que convenía combatir de vez en cuando mediante una purga; entendió la tragedia como purgante.
Desde el punto de vista del instinto vital, debiera buscarse, en efecto, un medio para punzar tal acumulación morbosa y peligrosa de la compasión como la representa el caso Schopenhauer (y, desgraciadamente, toda nuestra décadence literaria y artística, desde San Petersburgo hasta París, desde Tolstoi hasta Wagner); para que reviente... Nada hay tan malsano, en medio de nuestro modernismo malsano, como la compasión cristiana. Ser en este caso médico, mostrarse implacable, empuñar el bisturí, es propio de nosotros; ¡tal es nuestro amor a los hombres, con esto somos nosotros filósofos, nosotros los hiperbóreos!"
(Este y otros son los mensajes que deben llegar a sus ojos atentos, amigos míos. Que la caduca tradición cristiana y su efecto nocivo en nuestras vidas y el desarrollo de las nuevas se terminen de una vez. La Fe no necesita a la religión. La humanidad debe establecer el culto a la razón, y desechar al catolicismo y al protestantismo, por un mejor mañana. ... A. Strauffon)
Texto: extracto de "El Anticristo" de Nietzsche
Ilustración de Edvard Munch
Yo entiendo la compasión desde el punto de vista social, no religioso. La compasión es tan útil como cualquier otra herramienta que sirva a una sociedad a prosperar.
ResponderBorrarEl punto de vista del artículo es altamente individualista. Yo soy relativamente individualista, pero los extremos suelen ser malos. Habla de los efectos de la compasión hacia los demás y analiza los efectos sobre el que la tiene, no sobre la sociedad en conjunto.
Por otro lado, Dios murió hace mucho tiempo. A ver si la población creyente va muriendo de vieja y se sustituye poco a poco por la juventud atea o, almenos, agnóstica.
Tener compasión implica ser o considerar a otro como una víctima de algo, y cuando es así, detienes el desarrollo el ser, nos llenamos de miedo. Las religiones decidieron crear Dioses todo poderosos que se compadecen de nosotros, que son generosos y nos aman pero también nos pueden llegar a odiar y nos castigan.
ResponderBorrarPrimer problema, la religión extrajo a Dios desde mi propio ser y lo puso en el cielo, ¡cuando todos tenemos la capacidad de ser Dios!, somos capaces de crear realidades, somos parte de una exquisita maquinaria de procesos biológicos. Eso es maravilloso. Nadie nos enseña eso, nadie nos enseña a ser Dioses.
Segundo problema, ¿cómo puedo yo, un insignificante cúmulo de atomos de carbono y otros elementos, hacer enojar al Dios todo poderozo?, eso no es posible.
Además tu post me hizo pensar en la teoría darwiniana en la cual existe un término llamado "altruismo", los seres humanos somo un caso especial en el contexto evolutivo, esa capacidad de ser "altruistas" (no compasivos) nos ha llevado a tener cierto éxito en nuestra estancia en la tierra, somos la única especie que tiene servicios médicos para ayudar a sobrevivir a los débiles, somos la única especie que busca siempre medios y métodos para curar enfermedades que de otra manera ya hubieran acabado con la especie porque nuestro cuerpo no hubiese tenido tiempo de adaparse o combatirla. Genéticamente estamos predeterminados a ser altruistas porque es lo que nos ha conducido hasta aquí.
Las visiones tan variadas sobre como vivir la fe son demasiadas que es difícil decidirse por una como verdadera, si es que existe, (catolicos, budistas, agnosticos, mormones, bahais, etc etc). Lo que funciona en unos no funciona en otros dependiendo de lo que introyectas del circulo social del que provienes. Como se dice: Si tu grupo de amigos se tira a un pozo, por ello te vas a tirar tu tambien??...Lo que si no soporto es eso mismo, gente que "predica" y acarrea con palabras y pide dinero, en vez de que con hechos demuestren lo que profesan, pero la gente estupida que los siguen son eso mismo estupidos... lo que la humanidad necesita si es el altruismo y la compasión, y todas las virtudes y vicios también son indispensables, podemos definir cada virtud y cada vicio como viene en una enciclopedia, pero cada individuo los vivirá de diferente manera y en mayor o menor grado...¿De que otro modo tomaremos conciecia de que somos humanos y que somos diferentes? Entonces, ¿Para que preocuparnos del como viven la fe cada persona o comunidad? Al final, lo van a hacer o no lo van a hacer estemos o no ahí para evitarlo, es demasiada la gente que vive en este mundo...
ResponderBorrarSeñor "Leopold", más o menos pensamos lo mismo.
ResponderBorrarSeñor Anónimo, se va usted por las ramas. Pero le contaré algo: no somos tan distintos los unos de los otros como creemos. Somos mucho más tontos y más limitados de lo que nuestro ego y nuestra limitada inteligencia nos permite ver, y al final siempre acabamos cometiendo los mismos errores. Somos seres simples.
habria apostado que ibas a poner algo de el
ResponderBorrarhabria apostado que ibas a poner algo de el
ResponderBorrarcreo que la compasión es muy similar a la lástima.
ResponderBorrarY ninguna de las dos me agrada
Concuerdo con el comentario anterior..
ResponderBorrarSaludos !
Coincido plenamente con este pensamiento.La religion es el opio de los pueblos y la causal de los mayores genocidos,aberraciones y pobreza.
ResponderBorrarCon la mentira de un mundo post mortem engaña y suprime todo acto de mejorar nuestro mundo,dejando todo en manos de una justicia divina que muchas veces no viene,ni existe y dá falsas esperanzas.
Nuestra vida es única y somos seres únicos tambien e irremplazables,porque dejar a al "providencia" el destino de nuestras vidas y futuro?debemos actuar y no seguir anesteciado esperando un fin del mundo,o la llegada de un mesías,porque el cambio esta en nuestras manos y no en la religión.