Alexander Strauffon



30 ago 2009

Tractat del Lobo Estepario

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No para cualquiera

Érase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario. Había aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida. Esto no pudo conseguirlo. Acaso ello proviniera de que en el fondo de su corazón sabía (o creía saber) en todo momento que no era realmente un ser humano, sino un lobo de la estepa. Que discutan los inteligentes acerca de si era en realidad un lobo, si en alguna ocasión, acaso antes de su nacimiento ya, había sido convertido por arte de encantamiento de lobo en hombre, o si había nacido desde luego hombre, pero dotado del alma de un lobo estepario y poseído o dominado por ella, o por último, si esta creencia de ser un lobo no era más que un producto de su imaginación o de un estado patológico. No dejaría de ser posible, por ejemplo, que este hombre, en su niñez, hubiera sido acaso fiero e indómito y desordenado, que sus educadores hubiesen tratado de matar en él a la bestia y precisamente por eso hubieran hecho arraigar en su imaginación la idea de que, en efecto, era realmente una bestia, cubierta sólo de una tenue funda de educación y sentido humano. Mucho e interesante podría decirse de esto y hasta escribir libros sobre el particular; pero con ello no se prestaría servicio alguno al lobo estepario, pues para él era completamente indiferente que el lobo se hubiera introducido en su persona por arte de magia o a fuerza de golpes, o que se tratara sólo de una fantasía de su espíritu. Lo que los demás pudieran pensar de todo esto, y hasta lo que él mismo de ello pensara, no tenía valor para el propio interesado, no conseguiría de ningún modo ahuyentar al lobo de su persona.

El lobo estepario tenía, por consiguiente, dos naturalezas, una humana y otra lobuna; ése era su sino. Y puede ser también que este sino no sea tan singular y raro. Se han visto ya muchos hombres que dentro de sí tenían no poco de perro, de zorro, de pez o de serpiente, sin que por eso hubiesen tenido mayores dificultades en la vida. En esta clase de personas vivían el hombre y el zorro, o el hombre y el pez, el uno junto al otro, y ninguno de los dos hacía daño a su compañero, es más, se ayudaban mutuamente, y en muchos hombres que han hecho buena carrera y son envidiados, fue más el zorro o el mono que el hombre quien hizo su fortuna. Esto lo sabe todo el mundo. En Harry, por el contrario, era otra cosa; en él no corrían el hombre y el lobo paralelamente, y mucho menos se prestaban mutua ayuda, sino que estaban en odio constante y mortal, y cada uno vivía exclusivamente para martirio del otro, y cuando dos son enemigos mortales y están dentro de una misma sangre y de una misma alma, entonces resulta una vida imposible. Pero en fin, cada uno tiene su suerte, y fácil no es ninguna. Ahora bien, a nuestro lobo estepario ocurría, como a todos los seres mixtos, que, en cuanto a su sentimiento, vivía naturalmente unas veces como lobo, otras como hombre; pero que cuando era lobo, el hombre en su interior estaba siempre en acecho, observando, enjuiciando y criticando, y en las épocas en que era hombre, hacía el lobo otro tanto. Por ejemplo, cuando Harry en su calidad de hombre tenía un bello pensamiento, o experimentaba una sensación noble y delicada, o ejecutaba una de las llamadas buenas acciones, entonces el lobo que llevaba dentro enseñaba los dientes, se reía y le mostraba con sangriento sarcasmo cuán ridícula le resultaba toda esta distinguida farsa a un lobo de la estepa, a un lobo que en su corazón tenía perfecta conciencia de lo que le sentaba bien, que era trotar solitario por las estepas, beber a ratos sangre o cazar una loba, y desde el punto de vista del lobo toda acción humana tenía entonces que resultar horriblemente cómica y absurda, estúpida y vana. Pero exactamente lo mismo ocurría cuando Harry se sentía lobo y obraba como tal, cuando le enseñaba los dientes a los demás, cuando respiraba odio y enemiga terribles hacia todos los hombres y sus maneras y costumbres mentidas y desnaturalizadas. Entonces era cuando se ponía en acecho en él precisamente la parte de hombre que llevaba, lo llamaba animal y bestia y le echaba a perder y le corrompía toda la satisfacción en su esencia de lobo, simple, salvaje y llena de salud.

Así estaban las cosas con el lobo estepario, y es fácil imaginarse que Harry no llevaba precisamente una vida agradable y venturosa. Pero con esto no se quiere decir que fuera desgraciado en una medida singularísima (aunque a él mismo así le pareciese, como todo hombre cree que los sufrimientos que le han tocado en suerte son los mayores del mundo). Esto no debiera decirse de ninguna persona. Quien no lleva dentro un lobo, no tiene por eso que ser feliz tampoco. Y hasta la vida más desgraciada tiene también sus horas luminosas y sus pequeñas flores de ventura entre la arena y el peñascal. Y esto ocurría también al lobo estepario. Por lo general era muy desgraciado, eso no puede negarse, y también podía hacer desgraciados a otros, especialmente si los amaba y ellos a él. Pues todos los que le tomaban cariño, no veían nunca en él más que uno de los dos lados. Algunos le querían como hombre distinguido, inteligente y original y se quedaban aterrados y defraudados cuando de pronto descubrían en él al lobo. Y esto era irremediable, pues Harry quería, como todo individuo, ser amado en su totalidad y no podía, por lo mismo, principalmente ante aquellos cuyo afecto le importaba mucho, esconder al lobo y repudiarlo. Pero también había otros que precisamente amaban en él al lobo, precisamente a lo espontáneo, salvaje, indómito, peligroso y violento, y a éstos, a su vez, les producía luego extraordinaria decepción y pena que de pronto el fiero y perverso lobo fuera además un hombre, tuviera dentro de sí afanes de bondad y de dulzura y quisiera además escuchar a Mozart, leer versos y tener ideales de humanidad. Singularmente éstos eran, por lo general, los más decepcionados e irritados, y de este modo llevaba el lobo estepario su propia duplicidad y discordia interna también a todas las existencias extrañas con las que se ponía en contacto.

Quien, sin embargo, suponga que conoce al lobo estepario y que puede imaginarse su vida deplorable y desgarrada, está, no obstante, equivocado, no sabe, ni con mucho, todo. No sabe (ya que no hay regla sin excepción y un solo pecador es en determinadas circunstancias preferido de Dios a noventa y nueve justos) que en el caso de Harry no dejaba de haber excepciones y momentos venturosos, que él podía dejar respirar, pensar y sentir alguna vez al lobo y alguna vez al hombre con libertad y sin molestarse, es más, que en momentos muy raros, hacían los dos alguna vez las paces y vivían juntos en amor y compañía, de modo que no sólo dormía el uno cuando el otro velaba, sino que ambos se fortalecían y cada uno de ellos redoblaba el valor del otro. También en la vida de este hombre parecía, como por doquiera en el mundo, que con frecuencia todo lo habitual, lo conocido, lo trivial y lo ordinario no habían de tener más objeto que lograr aquí o allí, un intervalo aunque fuera pequeñísimo, una interrupción, para hacer sitio a lo extraordinario, a lo maravilloso, a la gracia. Si estas horas breves y raras de felicidad compensaban y amortiguaban el destino siniestro del lobo estepario, de manera que la ventura y el infortunio en fin de cuentas quedaban equiparados, o si acaso todavía más, la dicha corta, pero intensa de aquellas pocas horas absorbía todo el sufrimiento y aun arrojaba un saldo favorable, ello es de nuevo una cuestión, sobre la cual la gente ociosa puede meditar a su gusto. También el lobo meditaba con frecuencia sobre ella, y éstos eran sus días más ociosos e inútiles.

A propósito de esto, aún hay que decir una cosa. Hay bastantes personas de índole parecida a como era Harry; muchos artistas principalmente pertenecen a esta especie. Estos hombres tienen todos dentro de sí dos almas, dos naturalezas; en ellos existe lo divino y lo demoníaco, la sangre materna y la paterna, la capacidad de ventura y la capacidad de sufrimiento, tan hostiles y confusos lo uno junto y dentro de lo otro, como estaban en Harry el lobo y el hombre. Y estas personas, cuya existencia es muy agitada, viven a veces en sus raros momentos de felicidad algo tan fuerte y tan indeciblemente hermoso, la espuma de la dicha momentánea salta con frecuencia tan alta y deslumbrante por encima del mar del sufrimiento, que este breve relámpago de ventura alcanza y encanta radiante a otras personas. Así se producen, como preciosa y fugitiva espuma de felicidad sobre el mar de sufrimiento, todas aquellas obras de arte, en las cuales un solo hombre atormentado se eleva por un momento tan alto sobre su propio destino, que su dicha luce como una estrella, y a todos aquellos que la ven, les parece algo eterno y como su propio sueño de felicidad. Todos estos hombres, llámense como se quieran sus hechos y sus obras, no tienen realmente, por lo general, una verdadera vida, es decir, su vida no es ninguna esencia, no tiene forma, no son héroes o artistas o pensadores a la manera como otros son jueces, médicos, zapateros o maestros, sino que su existencia es un movimiento y un flujo y reflujo eternos y penosos, está infeliz y dolorosamente desgarrada, es terrible y no tiene sentido, si no se está dispuesto a ver dicho sentido precisamente en aquellos escasos sucesos, hechos, ideas y obras que irradian por encima del caos de una vida así. Entre los hombres de esta especie ha surgido el pensamiento peligroso y horrible de que acaso toda la vida humana no sea sino un tremendo error, un aborto violento y desgraciado de la madre universal, un ensayo salvaje y horriblemente desafortunado de la naturaleza. Pero también entre ellos es donde ha surgido la otra idea de que el hombre acaso no sea sólo un animal medio razonable, sino un hijo de los dioses y destinado a la inmortalidad.

Toda especie humana tiene sus caracteres, sus sellos, cada una tiene sus virtudes y sus vicios, cada una, su pecado mortal. A los caracteres del lobo estepario pertenecía el que era un hombre nocturno. La mañana era para él una mala parte del día, que le asustaba y que nunca le trajo nada agradable. Nunca estuvo verdaderamente contento en una mañana cualquiera de su vida, nunca hizo nada bueno en las horas antes de mediodía, nunca tuvo buenas ocurrencias ni pudo proporcionarse a sí mismo ni a los demás alegrías en esas horas. Sólo en el transcurso de la tarde se iba entonando y animando, y únicamente hacia la noche se mostraba, en sus buenos días, fecundo, activo y a veces fogoso y alegre. Nunca ha tenido hombre alguno una necesidad más profunda y apasionada de independencia que él. En su juventud, siendo todavía pobre y costándole trabajo ganarse el pan, prefería pasar hambre y andar con los vestidos rotos, si así salvaba un poco de independencia. No se vendió nunca por dinero ni por comodidades, nunca a mujeres ni a poderosos; más de cien veces tiró y apartó de sí lo que a los ojos de todo el mundo constituía sus excelencias y ventajas, para conservar en cambio su libertad. Ninguna idea le era más odiosa y horrible que la de tener que ejercer un cargo, someterse a una distribución del tiempo, obedecer a otros. Una oficina, una cancillería, un negociado eran cosas para él tan execrables como la muerte, y lo más terrible que pudo vivir en sueños fue la reclusión en un cuartel. A todas estas situaciones supo sustraerse, a veces mediante grandes sacrificios. En esto estaba su fortaleza y su virtud, aquí era inflexible, aquí era su carácter firme y rectilíneo. Pero a esta virtud estaban íntimamente ligados su sufrimiento y su destino. Le sucedía lo que les sucede a todos; lo que él, por un impulso muy íntimo de su ser, buscó y anheló con la mayor obstinación, logró obtenerlo, pero en mayor medida de la que es conveniente a los hombres. En un principio fue su sueño y su ventura, después su amargo destino. El hombre poderoso en el poder sucumbe; el hombre del dinero, en el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca el placer, en los placeres. Y así sucumbió el lobo estepario en su independencia. Alcanzó su objetivo, fue cada vez más independiente, nadie tenía nada que ordenarle, a nadie tenía que ajustar sus actos, sólo y libremente determinaba él a su antojo lo que había de hacer y lo que había de dejar. Pues todo hombre fuerte alcanza indefectiblemente aquello que va buscando con verdadero ahínco. Pero en medio de la libertad lograda se dio bien pronto cuenta Harry de que esa su independencia era una muerte, que estaba solo, que el mundo lo abandonaba de un modo siniestro, que los hombres no le importaban nada; es más, que él mismo a sí tampoco, que lentamente iba ahogándose en una atmósfera cada vez más tenue de falta de trato y de aislamiento. Porque ya resultaba que la soledad y la independencia no eran su afán y su objetivo, eran su destino y su condenación, que su mágico deseo se había cumplido y ya no era posible retirarlo, que ya no servía de nada extender los brazos abiertos lleno de nostalgia y con el corazón henchido de buena voluntad, brindando solidaridad y unión; ahora lo dejaban solo. Y no es que fuera odioso y detestado y antipático a los demás. Al contrario, tenía muchos amigos. Muchos lo querían bien. Pero siempre era únicamente simpatía y amabilidad lo que encontraba; lo invitaban, le hacían regalos, le escribían bonitas cartas, pero nadie se le aproximaba espiritualmente, por ninguna parte surgía compenetración con nadie, y nadie estaba dispuesto ni era capaz de compartir su vida. Ahora lo envolvía el ambiente de soledad, una atmósfera de quietud, un apartamiento del mundo que lo rodeaba, una incapacidad de relación, contra la cual no podía nada ni la voluntad, ni el afán, ni la nostalgia. Este era uno de los caracteres más importantes de su vida.


Otro era que había que clasificarlo entre los suicidas. Aquí debe decirse que es erróneo llamar suicidas sólo a las personas que se asesinan realmente. Entre éstas hay, sin embargo, muchas que se hacen suicidas en cierto modo por casualidad y de cuya esencia no forma parte el suicidismo. Entre los hombres sin personalidad, sin sello marcado, sin fuerte destino, entre los hombres adocenados y de rebaño hay muchos que perecen por suicidio, sin pertenecer por eso en toda su característica al tipo de los suicidas, en tanto que, por otra parte, de aquellos que por su naturaleza deben contarse entre los suicidas, muchos, quizá la mayoría, no ponen nunca mano sobre sí en la realidad. El «suicida» -y Harry era uno- no es absolutamente preciso que esté en una relación especialmente violenta con la muerte; esto puede darse también sin ser suicida. Pero es peculiar del suicida sentir su yo, lo mismo da con razón que sin ella, como un germen especialmente peligroso, incierto y comprometido, que se considera siempre muy expuesto y en peligro, como si estuviera sobre el pico estrechísimo de una roca, donde un pequeño empuje externo o una ligera debilidad interior bastarían para precipitarlo en el vacío. Esta clase de hombres se caracteriza en la trayectoria de su destino porque el suicidio es para ellos el modo más probable de morir, al menos según su propia idea. Este temperamento, que casi siempre se manifiesta ya en la primera juventud y no abandona a estos hombres durante toda su vida, no presupone de ninguna manera una. fuerza vital especialmente debilitada; por el contrario, entre los «suicidas» se hallan naturalezas extraordinariamente duras, ambiciosas y hasta audaces. Pero así como hay naturalezas que a la menor indisposición propenden a la fiebre, así estas naturalezas, que llamamos «suicidas», y que son siempre muy delicadas y sensibles, propenden, a la más pequeña conmoción, a entregarse intensamente a la idea del suicidio. Si tuviéramos una ciencia con el valor y la fuerza de responsabilidad para ocuparse del hombre y no solamente de los mecanismos de los fenómenos vitales, si tuviéramos algo como lo que debiera ser una antropología, algo así como una psicología, serían conocidas estas realidades de todo el mundo.

Lo que hemos dicho aquí acerca de los suicidas se refiere todo, naturalmente, a la superficie, es psicología, esto es, un pedazo de física. Metafísicamente considerada, la cuestión está de otro modo y mucho más clara, pues en este sentido los «suicidas» se nos ofrecen como los atacados del sentimiento de la individuación, como aquellas almas para las cuales ya no es fin de su vida sus propias perfección y evolución, sino su disolución, tornando a la madre, a Dios, al todo. De estas naturalezas hay muchísimas perfectamente incapaces de cometer jamás el suicidio real, porque han reconocido profundamente su pecado. Para nosotros, son, sin embargo, suicidas, pues ven la redención en la muerte, no en la vida; están dispuestos a eliminarse y entregarse, a extinguirse y volver al principio.
Como toda fuerza puede también convertirse en una flaqueza (es más, en determinadas circunstancias se convierte necesariamente), así puede a la inversa el suicida típico hacer a menudo de su aparente debilidad una fuerza y un apoyo, lo hace en efecto con extraordinaria frecuencia. Entre estos casos cuenta también el de Harry, el lobo estepario. Como millares de su especie, de la idea de que en todo momento le estaba abierto el camino de la muerte no sólo se hacía una trama fantástica melancólico infantil, sino que de la misma idea se forjaba un consuelo y un sostén. Ciertamente que en él, como en todos los individuos de su clase, toda conmoción, todo dolor, toda mala situación en la vida, despertaba al punto el deseo de sustraerse a ella por medio de la muerte. Pero poco a poco se creó de esta predisposición una filosofía útil para la vida. La familiaridad con la idea de que aquella salida extrema estaba constantemente abierta, le daba fuerza, lo hacía curioso para apurar los dolores y las situaciones desagradables, y cuando le iba muy mal, podía expresar su sentimiento con feroz alegría, con una especie de maligna alegría:

«Tengo gran curiosidad por ver cuánto es realmente capaz de aguantar un hombre. En cuanto alcance el límite de lo soportable, no habrá más que abrir la puerta y ya estaré fuera.» Hay muchos suicidas que de esta idea logran extraer fuerzas extraordinarias.

Por otra parte, a todos los suicidas les es familiar la lucha con la tentación del suicidio. Todos saben muy bien, en alguno de los rincones de su alma, que el suicidio es, en efecto, una salida, pero muy vergonzante e ilegal, que en el fondo, es más noble y más bello dejarse vencer y sucumbir por la vida misma que por la propia mano. Esta conciencia, esta mala conciencia, cuyo origen es el mismo que el de la mala conciencia de los llamados autosatisfechos, obliga a los suicidas a una lucha constante contra su tentación. Estos luchan, como lucha el cleptómano contra su vicio. También al lobo estepario le era perfectamente conocida esta lucha; con toda clase de armas la había sostenido. Finalmente, llegó, a la edad de unos cuarenta y siete años, a una ocurrencia feliz y no exenta de humorismo, que le producía gran alegría. Fijó la fecha en que cumpliera cincuenta años como el día en el cual había de poder permitirse el suicidio. En dicho día, así lo convino consigo mismo, habría de estar en libertad de utilizar la salida para caso de apuro, o no utilizarla, según el cariz del tiempo. Aunque le pasase lo que quisiera, aunque se pusiera enfermo, perdiese su dinero, experimentara sufrimientos y amarguras, ¡todo estaba emplazado, todo podía a lo sumo durar estos pocos años, meses, días, cuyo número iba disminuyendo constantemente! Y, en efecto, soportaba ahora con mucha más facilidad muchas incomodidades que antes lo martirizaban más y más tiempo, y acaso lo conmovían hasta los tuétanos. Cuando por cualquier motivo le iba particularmente mal, cuando a la desolación, al aislamiento y a la depravación de su vida se le agregaban además dolores o pérdidas especiales, entonces podía decirles a los dolores: «¡Esperad dos años no más y seré vuestro dueño!» Y luego se abismaba con cariño en la idea de que el día en que cumpliera los cincuenta años, llegarían por la mañana las cartas y las felicitaciones, mientras que él, seguro de su navaja de afeitar, se despedía de todos los dolores y cerraba la puerta tras sí. Entonces verían la gota en las articulaciones, la melancolía, el dolor de cabeza y el dolor de estómago dónde se quedaban.

Aún resta explicar el fenómeno específico del lobo estepario y, sobre todo, su relación particular con la burguesía, refiriendo estos hechos a sus leyes fundamentales. Tomemos como punto de partida, puesto que ello se ofrece por sí mismo, aquella su relación con lo «burgués».

El lobo estepario estaba, según su propia apreciación, completamente fuera del mundo burgués, ya que no conocía ni vida familiar ni ambiciones sociales. Se sentía en absoluto como individualidad aislada, ya como ser extraño y enfermizo anacoreta, ya como hipernormal, como un individuo de disposiciones geniales y elevado sobre las pequeñas normas de la vida corriente. Consciente, despreciaba al hombre burgués y tenía a orgullo no serlo. Esto no obstante, vivía en muchos aspectos de un modo enteramente burgués; tenía dinero en el Banco y ayudaba a parientes pobres, es verdad que se vestía sin atildamiento, pero con decencia y para no llamar la atención; procuraba vivir en buena paz con la Policía, con el recaudador de contribuciones y otros poderes parecidos. Pero, además, lo atraía también un fuerte y secreto afán constante hacia el mundo de la pequeña burguesía, hacia las tranquilas y decentes casas de familia, con jardinillos limpios, escaleras relucientes y toda su modesta atmósfera de orden y de pulcritud. Le gustaba tener sus pequeños vicios y sus extravagancias, sentirse extraburgués, como ente raro o como genio, pero no habitaba ni vivía nunca, por decirlo así, en los suburbios de la vida, donde no hay burguesía ya. Ni estaba en su elemento entre los hombres violentos y de excepción, ni entre los criminales y mal avenidos con la ley, sino que se quedaba siempre viviendo en los dominios de la burguesía, con cuyos hábitos, normas y ambiente no dejaba de estar en relación, aunque fuera antagónica y rebelde. Además, se había criado en una educación de pequeña burguesía y había conservado desde entonces una multitud de conceptos y rutinas. Teóricamente no tenía nada contra la prostitución, pero hubiera sido incapaz de tomar en serio personalmente a una prostituta y de considerarla realmente como su igual. Al acusado de delitos políticos, al revolucionario o al inductor espiritual perseguido por el Estado y por la sociedad podía estimar como a un hermano, pero con un ladrón, salteador o asesino no hubiese sabido qué hacerse, como no fuera compadecerlos de un modo un tanto burgués.

De esta manera reconocía y afirmaba siempre con una mitad de su ser y de su actividad, lo que con la otra mitad negaba y combatía. Educado con severidad y buenas costumbres en una casa culta de la burguesía, estaba siempre apegado con parte de su alma a los órdenes de este mundo, aun después de haberse individualizado hacía mucho tiempo por encima de toda medida posible en un ambiente burgués y de haberse libertado del contenido ideal y del credo de la burguesía.

Lo «burgués», pues, como un estado siempre latente dentro de lo humano, no es otra cosa que el ensayo de una compensación, que el afán de un término medio de avenencia entre los numerosos extremos y dilemas contrapuestos de la humana conducta. Si tomamos como ejemplo cualquiera de estos dilemas de contraposición, a saber, el de un santo y un libertino, se comprenderá al punto nuestra alegría. El hombre tiene la facultad de entregarse por entero a lo espiritual, al intento de aproximación a lo divino, al ideal de los santos. Tiene también, por el contrario, la facultad de entregarse por completo a la vida del instinto, a los apetitos sensuales y de dirigir todo su afán a la obtención de placeres del momento. Uno de los caminos acaba en el santo, en el mártir del espíritu, en la propia renunciación y sacrificio por amor a Dios. El otro camino acaba en el libertino, en el mártir de los instintos, en el propio sacrificio en aras de la descomposición y el aniquilamiento. Ahora bien, el burgués trata de vivir en un término medio confortable entre ambas sendas. Nunca habrá de sacrificarse o de entregarse ni a la embriaguez ni al ascetismo, nunca será mártir ni consentirá en su aniquilamiento. Al contrario, su ideal no es sacrificio, sino conservación del yo, su afán no se dirige ni a la santidad ni a lo contrario; la incondicionalidad le es insoportable; sí quiere servir a Dios, pero también a los placeres del mundo; sí quiere ser virtuoso, pero al mismo tiempo pasarlo en la tierra un poquito bien y con comodidad. En resumen, trata de colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y agradable, sin violentas tempestades ni tormentas, y esto lo consigue, desde luego, aun a costa de aquella intensidad de vida y de sensaciones que proporciona una existencia enfocada hacia lo incondicional y extremo. Intensivamente no se puede vivir más que a costa del yo. Pero el burgués no estima nada tanto como al yo (claro que un yo desarrollado sólo rudimentariamente). A costa de la intensidad alcanza seguridad y conservación; en vez de posesión de Dios, no cosecha sino tranquilidad de conciencia; en lugar de placer, bienestar; en vez de libertad, comodidad; en vez de fuego abrasador, una temperatura agradable. El burgués es consiguientemente por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley, la responsabilidad por el sistema de votación.

Es evidente que este ser débil y asustadizo, aun existiendo en cantidad tan considerable, no puede sostenerse, que por razón de sus cualidades no podría representar en el mundo otro papel que el de rebaño de corderos entre lobos errantes. Sin embargo, vemos que, aunque en tiempos de los gobiernos de naturalezas muy vigorosas el ciudadano burgués es inmediatamente aplastado contra la pared, no perece nunca, y a veces hasta se nos antoja que domina en el mundo. ¿Cómo es esto posible? Ni el gran número de sus rebaños, ni la virtud, ni el common sense, ni la organización serían lo bastante fuertes para salvarlo de la derrota. No hay medicina en el mundo que pueda sostener a quien tiene la intensidad vital tan debilitada desde el principio. Y sin embargo, la burguesía vive, es poderosa y próspera. ¿Por qué?

La respuesta es la siguiente: por los lobos esteparios. En efecto, la fuerza vital de la burguesía no descansa en modo alguno sobre las cualidades de sus miembros normales, sino sobre las de los extraordinariamente numerosos outsiders que puede contener aquélla gracias a lo desdibujado y a la elasticidad de sus ideales. Viven siempre dentro de la burguesía una gran cantidad de temperamentos vigorosos y fieros. Nuestro lobo estepario, Harry, es un ejemplo característico. Él, que se ha individualizado mucho más allá de la medida posible a un hombre burgués, que conoce las delicias de la meditación, igual que las tenebrosas alegrías del odio a todo y a sí mismo, que desprecia la ley, la virtud y el common sense es un adepto forzoso de la burguesía y no puede sustraerse a ella. Y así acampan en torno de la masa burguesa, verdadera y auténtica, grandes sectores de la humanidad, muchos millares de vidas y de inteligencias, cada una de las cuales, aunque se sale del marco de la burguesía y estaría llamada a una vida de incondicionalidades, es, sin embargo, atraída por sentimientos infantiles hacia las formas burguesas y contagiada un tanto de su debilitación en la intensidad vital, se aferra de cierta manera a la burguesía, quedando de algún modo sujeta, sometida y obligada a ella. Pues a ésta le cuadra, a la inversa, el principio de los poderosos: «Quien no está contra mí, está conmigo.»

Si examinamos en este aspecto el alma del lobo estepario, se nos manifiesta éste como un hombre al cual su grado elevado de individuación lo clasifica ya entre los no burgueses, pues toda individuación superior se orienta hacia el yo y propende luego a su aniquilamiento. Vemos cómo siente dentro de sí fuertes estímulos, tanto hacia la santidad como hacia el libertinaje, pero a causa de alguna debilitación o pereza no pudo dar el salto en el insondable espacio vacío, quedando ligado al pesado astro materno de la burguesía. Esta es su situación en el Universo, éste su atadero. La inmensa mayoría de los intelectuales, la mayor parte de los artistas pertenecen a este tipo. Únicamente los más vigorosos de ellos traspasan la atmósfera de la tierra burguesa y llegan al cosmos, todos los demás se resignan o transigen, desprecian la burguesía y pertenecen a ella sin embargo, la robustecen y glorifican, al tener que acabar por afirmaría para poder seguir viviendo. Estas numerosas existencias no llegan a lo trágico, pero sí a un infortunio y a una desventura muy considerables, en cuyo infierno han de cocerse y fructificar sus talentos. Los pocos que consiguen desgarrarse con violencia, logran lo absoluto y sucumben de manera admirable; son los trágicos, su número es reducido. Pero a los otros, a los que permanecen sometidos, cuyos talentos son con frecuencia objeto de grandes honores por parte de la burguesía, a éstos les está abierto un tercer imperio, un mundo imaginario, pero soberano: estos mártires perpetuos, a los cuales les es negada la potencia necesaria para lo trágico, para abrirse camino hasta los espacios siderales, que se sienten llamados hacia lo absoluto y, sin embargo, no pueden vivir en él: a ellos se les ofrece, cuando su espíritu se ha fortalecido y se ha hecho elástico en el sufrimiento, la salida acomodaticia al humorismo. El humorismo es siempre un poco burgués, aun cuando el verdadero burgués es incapaz de comprenderlo. En su esfera imaginaria encuentra realización el ideal enmarañado y complicado de todos los lobos esteparios: aquí es posible no sólo afirmar a la vez al santo y al libertino, plegando los polos hasta juntarlos, sino comprender además en la afirmación al propio burgués. Al poseído de Dios le es, sin duda, muy posible afirmar al criminal, y viceversa; pero a ambos, y a todos los otros seres absolutos, les es imposible afirmar aquel término tibio y neutral, lo burgués. Sólo el humorismo, el magnífico invento de los detenidos en su llamamiento hacia lo más grande, de los casi trágicos, de los infelices de la máxima capacidad, sólo el humorismo (quizás el producto más característico y más genial de la humanidad) lleva a cabo este imposible, cubre y combina todos los círculos de la naturaleza humana con las irradiaciones de sus prismas. Vivir en el mundo, como si no fuera el mundo, respetar la ley y al propio tiempo estar por encima de ella, poseer, «como si no se poseyera», renunciar, como si no se tratara de una renunciación -tan sólo el humorismo está en condiciones de realizar todas estas exigencias, favoritas y formuladas con frecuencia, de una sabiduría superior de la vida.

Y en caso de que el lobo estepario, a quien no faltan facultades y disposición para ello, lograra en el laberinto de su infierno acabar de cocer y de transpirar esta bebida mágica, entonces estaría salvado. Aún le falta mucho para ello. Pero la posibilidad, la esperanza, existe. Quien lo quiera, quien sienta simpatías por él, debe desearle esta salvación. Ciertamente que de este modo él se quedaría para siempre dentro de lo burgués, pero sus tormentos serían llevaderos y fructíferos. Su relación con la burguesía, en amor y en odio, perdería la sentimentalidad, y su ligadura a este mundo cesaría de martirizarlo constantemente como una vergüenza.
Para alcanzar esto o acaso para, al final, poder todavía osar el salto en el espacio, tendría un lobo estepario así que enfrentarse alguna vez consigo mismo, mirar hondamente en el caos de la propia alma y llegar a la plena conciencia de sí. Su existencia enigmática se le revelaría al instante en su plena invariabilidad, y a partir de entonces sería imposible volver a refugiarse una y otra vez desde el infierno de sus instintos en los consuelos filosófico-sentimentales, y de éstos en el ciego torbellino de su esencia lobuna. El hombre y el lobo se verían obligados a reconocerse mutuamente, sin caretas sentimentales engañosas, y a mirarse fijamente a los ojos. Entonces, o bien explotarían, disgregándose para siempre, de modo que se acabara el lobo estepario, o bien concertarían un matrimonio de razón a la luz naciente del humorismo.

Es posible que Harry se encuentre un día ante esta última posibilidad. Es posible que un día llegue a reconocerse, bien porque caiga en sus manos uno de nuestros pequeños espejos, o porque tropiece con los inmortales, o porque encuentre quizás en uno de nuestros teatros de magia aquello que necesita para la liberación de su alma abandonada en la miseria. Mil posibilidades así lo aguardan, su destino las atrae con fuerza irresistible, todos estos individuos al margen de la burguesía viven en la atmósfera de estas posibilidades. Una insignificancia basta, y surge la chispa. Y todo esto lo conoce muy bien el lobo estepario, aun cuando no llegue nunca a ver este trozo de su biografía interna. Presiente su situación dentro del edificio del mundo, presiente y conoce a los inmortales, presiente y teme la posibilidad de un encuentro consigo mismo, sabe de la existencia de aquel espejo, en el cual siente tan terrible necesidad de mirarse y en el cual teme con mortal angustia verse reflejado. Para terminar nuestro estudio queda por resolver todavía una última ficción, una mixtificación fundamental. Todas las «aclaraciones», toda la psicología, todos los intentos de comprensión necesitan, desde luego, de los medios auxiliares, teorías, mitologías, ficciones; y un autor honrado no debería omitir al final de una exposición la resolución en lo posible de estas ficciones. Cuando digo «arriba» o «abajo», ya es esto una afirmación que necesita explicarse, pues un arriba y un abajo no los hay más que en el pensamiento, en la abstracción. El mundo mismo no conoce ningún arriba ni abajo. Así es también, para decirlo pronto, una mentira el lobo estepario. Cuando Harry se considera a sí mismo como hombre-lobo y piensa que está compuesto de dos seres hostiles y contrarios, ello es puramente una mitología simplificadora. Harry no es un hombre-lobo, y si nosotros también acogimos, aparentemente sin fijarnos, su ficción, por él mismo inventada y creída, tratando de considerarlo y de explicarlo realmente como un ente doble, como lobo estepario, nos aprovechamos de un engaño con la esperanza de ser comprendidos más fácilmente, engaño cuya depuración debe intentarse ahora.

La bidivisión en lobo y hombre, en instinto y espíritu, por la cual Harry procura hacerse más comprensible su sino, es una simplificación muy grosera, una violencia ejercida sobre la realidad en beneficio de una explicación plausible, pero equivocada, de las contradicciones que este hombre encuentra dentro de sí y que le parecen la fuente de sus no escasos sufrimientos. Harry encuentra en sí un «hombre», esto es, un mundo de ideas, sentimientos, de cultura, de naturaleza dominada y sublimada, y a la vez encuentra allí al lado, también dentro de sí, un «lobo», es decir, un mundo sombrío de instintos, de fiereza, de crueldad, de naturaleza ruda, no sublimada. A pesar de esta división aparentemente tan clara de su ser en dos esferas que le son hostiles, ha comprobado, sin embargó, alguna vez que por un rato, durante algún feliz momento, se reconcilian el lobo y el hombre. Si Harry quisiera tratar de determinar en cada instante aislado de su vida, en cada uno de sus actos, en cada una de sus sensaciones, qué participación tuviera el hombre y cuál el lobo, se encontraría en un callejón sin salida y se vendría abajo toda su bella teoría del lobo. Pues no hay un solo hombre, ni siquiera el negro primitivo, ni tampoco el idiota, tan lindamente sencillo que su naturaleza pueda explicarse como la suma de sólo dos o tres elementos principales; y querer explicar a un hombre precisamente tan diferenciado como Harry con la división pueril en lobo y hombre, es un intento infantil desesperado. Harry no está compuesto de dos seres, sino de ciento, de millares. Su vida oscila (como la vida de todos los hombres) no ya entre dos polos, por ejemplo el instinto y el alma, o el santo y el libertino, sino que oscila entre millares, entre incontables pares de polos.

No ha de asombrarnos que un hombre tan instruido y tan inteligente como Harry se tenga por un lobo estepario, crea poder encerrar la rica y complicada trama de su vida en una fórmula tan llana, tan primitiva y brutal. El hombre no posee muy desarrollada la capacidad de pensar, y hasta el más espiritual y cultivado mira al mundo y a sí propio siempre a través del lente de fórmulas muy ingenuas, simplificadoras y engañosas - ¡ especialmente a sí propio!-. Pues, a lo que parece, es una necesidad innata fatal en todos los hombres representarse cada uno su yo como una unidad. Y aunque esta quimera sufra con frecuencia algún grave contratiempo y alguna sacudida, vuelve siempre a curar y surgir lozana. El juez, sentado frente al asesino y mirándolo a los ojos, que oye hablar todo un rato al criminal con su propia voz (la del juez) y encuentra además en su propio interior todos los matices y capacidades y posibilidades del otro, vuelve ya al momento siguiente a su propia identidad, a ser Juez, se cobija de nuevo rápidamente en la funda de su yo imaginario, cumple con su deber y condena a muerte al asesino. Y si alguna vez en las almas humanas organizadas delicadamente y de especiales condiciones de talento surge el presentimiento de su diversidad, si ellas, como todos los genios, rompen el mito de la unidad de la persona y se consideran como polipartitas, como un haz de muchos yos, entonces, con sólo que lleguen a expresar esto, las encierra inmediatamente la mayoría, llama en auxilio a la ciencia, comprueba esquizofrenia y protege al mundo de que de la boca de estos desgraciados tenga que oír un eco de la verdad. Pero ¿ a qué perder aquí palabras, a qué expresar cosas cuyo conocimiento se sobreentiende para todo el que piense, pero que no es costumbre expresarlas? Cuando, por consiguiente, un hombre se adelanta a extender a una duplicidad la unidad imaginada del yo, resulta ya casi un genio, al menos en todo caso una excepción rara e interesante. Pero en realidad ningún yo, ni siquiera el más ingenuo, es una unidad, sino un mundo altamente multiforme, un pequeño cielo de estrellas, un caos de formas, de gradaciones y de estados, de herencias y de posibilidades.

Que cada uno individualmente se afane por tomar a este caos por una unidad y hable de su yo como si fuera un fenómeno simple, sólidamente conformado y delimitado claramente: esta ilusión natural a todo hombre (aun al más elevado) parece ser una necesidad, una exigencia de la vida, lo mismo que el respirar y el comer. La ilusión descansa en una sencilla traslación. Como cuerpo, cada hombre es uno; como alma, jamás. También en poesía, hasta en la más refinada, se viene operando siempre desde tiempo inmemorial con personajes aparentemente completos, aparentemente de unidad. En la poesía que hasta ahora se conoce, los especialistas, los competentes, prefieren el drama, y con razón, pues ofrece (u ofrecería) la posibilidad máxima de representar al yo como una multiplicidad -si a esto no lo contradijera la grosera apariencia de que cada personaje aislado del drama ha de antojársenos una unidad, ya que está metido dentro de un cuerpo solo, unitario y cerrado-. Y es el caso también que la estética ingenua considera lo más elevado al llamado drama de caracteres, en el cual cada figura aparece como unidad perfectamente destacada y distinta. Sólo poco a poco, y visto desde lejos, va surgiendo en algunos la sospecha de que quizá todo esto es una barata estética superficial, de que nos engañamos al aplicar a nuestros grandes dramáticos los conceptos, magníficos, pero no innatos a nosotros, sino sencillamente imbuidos, de belleza de la Antigüedad, la cual, partiendo siempre del cuerpo visible, inventó muy propiamente la ficción del yo, de la persona. En los poemas de la vieja India, este concepto es totalmente desconocido; los héroes de las epopeyas indias no son personas, sino nudos de personas, series de encarnaciones. Y en nuestro mundo moderno hay obras poéticas en las cuales, tras el velo del personaje o del carácter, del que el autor apenas si tiene plena conciencia, se intenta representar una multiplicidad anímica. Quien quiera llegar a conocer esto ha de decidirse a considerar a las figuras de una poesía así no como seres singulares, sino como partes o lados o aspectos diferentes de una unidad superior (sea el alma del poeta). El que examine, por ejemplo, al Fausto de esta manera, obtendrá de Fausto, Mefistófeles, Wagner y todos los demás una unidad, un hiperpersonaje, y únicamente en esta unidad superior, no en las figuras aisladas, es donde se denota algo de la verdadera esencia del alma humana. Cuando Fausto dice aquella sentencia tan famosa entre los maestros de escuela y admirada con tanto horror por el filisteo: Hay viviendo dos almas en mi pecho, entonces se olvida de Mefistófeles y de una multitud entera de otras almas, que lleva igualmente en su pecho. También nuestro lobo estepario cree firmemente llevar dentro de su pecho dos almas (lobo y hombre), y por ello se siente ya fuertemente oprimido. Y es que, claro, el pecho, el cuerpo no es nunca más que uno; pero las almas que viven dentro no son dos, ni cinco, sino innumerables; el hombre es una cebolla de cien telas, un tejido compuesto de muchos hilos. Esto lo reconocieron y lo supieron con exactitud los antiguos asiarcas, y en el yoga budista se inventó una técnica precisa para desenmascarar el mito de la personalidad. Pintoresco y complejo es el juego de la vida: este mito, por desenmascarar el cual se afanó tanto la India durante mil años, es el mismo por cuyo sostenimiento y vigorización ha trabajado el mundo occidental también con tanto ahínco.

Si observamos desde este punto de vista al lobo estepario, nos explicamos por qué sufre tanto bajo su ridícula duplicidad. Cree, como Fausto, que dos almas son ya demasiado para un solo pecho y habrían de romperlo. Pero, por el contrario, son demasiado poco, y Harry comete una horrible violencia con su alma al tratar de explicársela de un aspecto tan rudimentario. Harry, a pesar de ser un hombre muy ilustrado, se produce como, por ejemplo, un salvaje que no supiera contar más que hasta dos. A un trozo de silo llama hombre; a otro, lobo, y con ello cree estar al fin de la cuenta y haberse agotado. En el «hombre» mete todo lo espiritual, sublimado o, por lo menos, cultivado, que encuentra dentro de sí, y en el «lobo» todo lo instintivo, fiero y caótico. Pero de un modo tan simple como en nuestros pensamientos, de un modo tan grosero como en nuestro ingenuo lenguaje, no ocurren las cosas en la vida, y Harry se engaña doblemente al aplicar esta teoría primitiva del lobo. Tememos que Harry atribuya ya al hombre regiones enteras de su alma que aún están muy distantes del hombre, y en cambio al lobo partes de su ser que hace ya mucho se han salido de la fiera.

Como todos los hombres, cree también Harry que sabe muy bien lo que es el ser humano, y, sin embargo, no lo sabe en absoluto, aun cuando lo sospecha con alguna frecuencia en sueños y en otros estados de conciencia difíciles de comprobar. ¡Si no olvidara estas sospechas! ¡Si al menos se las asimilara en todo lo posible! El hombre no es de ninguna manera un producto firme y duradero (éste fue, a pesar de los presentimientos contrapuestos de sus sabios, el ideal de la Antigüedad), es más bien un ensayo y una transición; no es otra cosa sino el puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu. Hacia el espíritu, hacia Dios lo impulsa la determinación más íntima; hacia la naturaleza, en retorno a la madre, lo atrae el más íntimo deseo: entre ambos poderes vacila su vida temblando de miedo. Lo que los hombres, la mayor parte de las veces, entienden bajo el concepto «hombre», es siempre no más que un transitorio convencionalismo burgués. Ciertos instintos muy rudos son rechazados y prohibidos por este convencionalismo; se pide un poco de conciencia, de civilidad y desbestialización, una pequeña porción de espíritu no sólo se permite, sino que es necesaria. El «hombre» de esta convención es, como todo ideal burgués, un compromiso, un tímido ensayo de ingenua travesura para frustrar tanto a la perversa madre primitiva Naturaleza como al molesto padre primitivo Espíritu en sus vehementes exigencias, y lograr vivir en un término medio entre ellos. Por esto permite y tolera el burgués eso que llama «personalidad»; pero al mismo tiempo entrega la personalidad a aquel moloc «Estado» y enzarza continuamente al uno contra la otra. Por eso el burgués quema hoy por hereje o cuelga por criminal a quien pasado mañana ha de levantar estatuas.

Que el «hombre» no es algo creado ya, sino una exigencia del espíritu, una posibilidad lejana, tan deseada como temida, y que el camino que a él conduce sólo se va recorriendo a pequeños trocitos y bajo terribles tormentos y éxtasis, precisamente por aquellas raras individualidades a las que hoy se prepara el patíbulo y mañana el monumento; esta sospecha vive también en el lobo estepario. Pero lo que él dentro de sí llama «hombre», en contraposición a su «lobo», no es, en gran parte, otra cosa más que precisamente aquel «hombre» mediocre del convencionalismo burgués. El camino al verdadero hombre, el camino a los inmortales, no deja Harry de adivinarlo perfectamente y lo recorre también aquí y allá con timidez muy poco a poco, pagando esto con graves tormentos, con aislamiento doloroso. Pero afirmar y aspirar a aquella suprema exigencia, a aquella encarnación pura y buscada por el espíritu, caminar la única senda estrecha hacia la inmortalidad, eso lo teme él en lo más profundo de su alma. Se da perfecta cuenta: ello conduce a tormentos aún mayores, a la proscripción, al renunciamiento de todo, quizás al cadalso; y aunque al final de este camino sonríe seductora la inmortalidad, no está dispuesto a sufrir todos estos sufrimientos, a morir todas estas muertes. Aun teniendo más conciencia del fin de la encarnación que los burgueses, cierra, sin embargo, los ojos y no quiere saber que el apego desesperado al yo, el desesperado no querer morir, es el camino más seguro para la muerte eterna, en tanto que sabe morir, rasgar el velo del arcano, ir buscando eternamente mutaciones al yo, conduce a la inmortalidad. Cuando adora a sus favoritos entre los inmortales, por ejemplo a Mozart, no lo mira en último término nunca sino con ojos de burgués, y tiende a explicarse doctoralmente la perfección de Mozart sólo por sus altas dotes de músico, en lugar de por la grandeza de su abnegación, paciencia en el sufrimiento e independencia frente a los ideales de la burguesía, por su resignación para con aquel extremo aislamiento, parecido al del huerto de Getsemani, que en torno del que sufre y del que está en trance de reencarnación enrarece toda la atmósfera burguesa hasta convertirla en helado éter cósmico.

Pero, en fin, nuestro lobo estepario ha descubierto dentro de sí, al menos, la duplicidad fáustica; ha logrado hallar que a la unidad de su cuerpo no le es inherente una unidad espiritual, sino que, en el mejor de los casos, sólo se encuentra en camino, con una larga peregrinación por delante, hacia el ideal de esta armonía. Quisiera o vencer dentro de sí al lobo y vivir enteramente como hombre o, por el contrario, renunciar al hombre y vivir, al menos, como lobo, una vida uniforme, sin desgarramientos. Probablemente no ha observado nunca con atención a un lobo auténtico; hubiese visto entonces quizá que tampoco los animales tienen un alma unitaria, que también en ellos, detrás de la bella y austera forma del cuerpo, viven una multiplicidad de afanes y de estados; que también el lobo tiene abismos en su interior, que también el lobo sufre. No, con la «¡Vuelta a la naturaleza!» va siempre el hombre por un falso camino, lleno de penalidades y sin esperanzas. Harry no puede volver a convertirse enteramente en lobo, y silo pudiera, vería que tampoco el lobo es a su vez nada sencillo y originario, sino algo ya muy complicado y complejo. También el lobo tiene dos y más de dos almas dentro de su pecho de lobo, y quien desea ser un lobo incurre en el mismo olvido que el hombre de aquella canción: «¡Feliz quien volviera a ser niño!»

El hombre simpático, pero sentimental, que canta la canción del niño dichoso, quisiera volver también a la naturaleza, a la inocencia, a los principios, y ha olvidado por completo que los niños no son felices en absoluto, que son capaces de muchos conflictos, de muchas desarmonías, de todos los sufrimientos. Hacia atrás no conduce, en suma, ninguna senda, ni hacia el lobo ni hacia el niño. En el principio de las cosas no hay sencillez ni inocencia; todo lo creado, hasta lo que parece más simple, es ya culpable, es ya complejo, ha sido arrojado al sucio torbellino del desarrollo y no puede ya, no puede nunca más nadar contra corriente. El camino hacia la inocencia, hacia lo increado, hacia Dios, no va para atrás, sino hacia delante; no hacia el lobo o el niño, sino cada vez más hacia la culpa, cada vez más hondamente dentro de la encarnación humana. Tampoco con el suicidio, pobre lobo estepario, se te saca de apuro realmente; tienes que recorrer el camino más largo, más penoso y más difícil de la humana encarnación; habrás de multiplicar todavía con frecuencia tu duplicidad; tendrás que complicar aún más tu complicación. En lugar de estrechar tu mundo, de simplificar tu alma, tendrás que acoger cada vez más mundo, tendrás que acoger a la postre al mundo entero en tu alma dolorosamente ensanchada, para llegar acaso algún día al fin, al descanso. Por este camino marcharon Buda y todos los grandes hombres, unos a sabiendas, otros inconscientemente, mientras la aventura les salía bien. Nacimiento significa desunión del todo, significa limitación, apartamiento de Dios, penosa reencarnación. Vuelta al todo, anulación de la dolorosa individualidad, llegar a ser Dios quiere decir: haber ensanchado tanto el alma que pueda volver a comprender nuevamente al todo.


No se trata aquí del hombre que conoce la escuela, la economía política ni la estadística, ni del hombre que a millones anda por la calle y que no tiene más importancia que la arena o que la espuma de los mares: da lo mismo un par de millones más o menos; son material nada más. No, nosotros hablamos aquí del hombre en sentido elevado, del término del largo camino de la encarnación humana, del hombre verdaderamente regio, de los inmortales. El genio no es tan raro como quiere antojársenos con frecuencia; claro que tampoco es tan frecuente, como se figuran las historias literarias y la historia universal y hasta los periódicos. El lobo estepario Harry, a nuestro juicio, sería genio bastante para intentar la aventura de la encarnación humana, en lugar de sacar a colación lastimeramente a cada dificultad su estúpido lobo estepario. Que hombres de tales posibilidades salgan del paso con lobos esteparios y «hay viviendo dos almas en mi pecho», es tan extraño y entristecedor como que muestren con frecuencia aquella afición cobarde a lo burgués. Un hombre capaz de comprender a Buda, un hombre que tiene noción de los cielos y abismos de la naturaleza humana, no debería vivir en un mundo en el que dominan el common sense, la democracia y la educación burguesa. Sólo por cobardía sigue viviendo en él, y cuando sus dimensiones lo oprimen, cuando la angosta celda de burgués le resulta demasiado estrecha, entonces se lo apunta a la cuenta del «lobo» y no quiere enterarse de que a veces el lobo es su parte mejor. A todo lo fiero dentro de silo llama lobo y lo tiene por malo, por peligroso, por terror de los burgueses; pero él, que cree, sin embargo, ser un artista y tener sentidos delicados, no es capaz de ver que fuera del lobo, detrás del lobo, viven otras muchas cosas en su interior; que no es lobo todo lo que muerde; que allí habitan además zorro, dragón, tigre, mono y ave del paraíso. Y que todo este mundo, este completo edén de miles de seres, terribles y lindos, grandes y pequeños, fuertes y delicados, es ahogado y apresado por el mito del lobo, lo mismo que el verdadero hombre que hay en él es ahogado y preso por la apariencia de hombre, por el burgués. Imagínese un jardín con cien clases de árboles, con mil variedades de flores, con cien especies de frutas y otros tantos géneros de hierbas. Pues bien: si el jardinero de este jardín no conoce otra diferenciación botánica que lo «comestible» y la «mala hierba», entonces no sabrá qué hacer con nueve décimas partes de su jardín, arrancará las flores más encantadoras, talará los árboles más nobles, o los odiará y mirará con malos ojos. Así hace el lobo estepario con las mil flores de su alma. Lo que no cabe en las casillas de «hombre» o de «lobo», ni lo mira siquiera. ¡Y qué de cosas no clasifica como «hombre»! Todo lo cobarde, todo lo simio, todo lo estúpido y minúsculo, como no sea muy directamente lobuno, lo cuenta al lado del «hombre», así como atribuye al lobo todo lo fuerte y noble sólo porque aún no consiguiera dominarlo.

Nos despedimos de Harry. Lo dejamos seguir solo su camino. Si ya estuviese con los inmortales, si ya hubiera llegado allí donde su penosa marcha parece apuntar, ¡cómo miraría asombrado este ir y venir, este fiero e irresoluto zigzag de su ruta, cómo sonreiría a este lobo estepario, animándolo, censurándolo, con lástima y con complacencia!


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7 ago 2009

Cecille (fragmento)

Strauffon y su simbolo

(Cecille, obra inconclusa de A. Strauffon. Fragmento. Lucian y Valek basados en Strauffon y Nerost, respectivamente.)




Cecille


PERSONAJES

CECILLE, joven hermosa de naturaleza voluble

AMIR: narcisista y frio hombre, vendedor de caballos y de vinos, esposo de CECILLE

LÚCIAN DRAGUSTINOVIS: hombre joven de ideas liberales

VALEK: libertino hematofago de 40 años, mentor de LUCIAN

KAYAK: mujer cincuentona, activista catolica y promotora de la moral y buenas costumbres

ALONDRA: muchacha alegre, amiga intima de CECILLE












ACTO I

Escena Primera

Un claro en el bosque a la luz de la luna.

(LUCIAN y VALEK frente a la fogata)


LUCIAN: He de ser sincero, mi estimado maestro, y decirle que en mas de una ocasión, esa Luna que ahora vemos la he mirado con envidia. Pues ahí desde su sitio se perfila tan gloriosa, como divina luz que solo el necio ignoraria. En mi vida solitaria reflexiono, y veo que tal cosa es precisamente lo que quiere el hombre: convertirse en la unica luz en medio de la oscuridad de la vida de alguien, y asi no poder evitar ser admirado, amado, y hasta ensalzado por sus palabras y sus acciones.
VALEK: Nada mas cierto, joven Lucian. Pero esa reflexion se queda corta. No buscan ser amados, sino poseer y ser poseidos. Y a fin de cuentas, ¿Cómo culparles? ¿Seremos acaso libres de toda mancha como para juzgar severamente a aquel que posa su mirada deseosa sobre la mujer de otro? Verdad es que Moisés se esmero en prohibirlo con sus tan famosas Tablas, pero no es la Ley lo que mas se respeta y mueve al mundo en estos tiempos. Y no son los Mandamientos los que estan presentes en la mente de los hombres en esta sociedad nuestra, donde los placeres nos aguardan a que extendamos nuestra mano a ellos.
LUCIAN: ¿Cómo es eso, señor? Entiendo que ha sido usted un modelo de la libertad en todos los aspectos, pero sin lugar a dudas hay una linea de respeto marcada por nuestros sabios codigos de la moral, y el no franquear dicha linea nunca es una de las vias para asegurarnos de una sociedad cimentada por la paz, el respeto y la armonia.
VALEK: (sonriendo mientras enciende una pipa y fuma de ella) Aaah… si, mi joven amigo. No se equivocaban quienes me decian que en ti hervia una pasion de lo mas pura; pero deberias preguntarte: ¿Es justo que la pongas al servicio de reglas tan antiguas como las que mencionas? ¿Dónde esta el trazo correcto e inalterable de dicha linea que tanto te empeñas en no cruzar? En otros tiempos, a la adultera se le castigaba con brutalidad. Algunas civilizaciones solian apedrearlas; otras las desnudaban y cubrian con estiércol, y algunas mas las apuñalaban o quemaban. Ahora el buen gobierno no castiga sus acciones; antes bien, las protege y las cubre de ‘derechos’, igual que a los mismos criminales. Y una mujer que en el antiguo mundo hubiese recibido una pedrada, lo que recibe ahora es una jugosa pension del mismo hombre a quien ha ofendido.
LUCIAN: (meditabundo) Quizas tenga razon…
VALEK: ¡Vaya si la tendre! Y no me malinterpretes, no afirmo esto por padecer de falsa modestia. Pero creo, y perdoneseme si sueno impertinente, que La Palabra debe ser llevada a todos los confines de la Tierra. Dicha palabra es esta consigna: que todos nacemos libres, para buscar nuestros placeres, y que lo que es ‘bueno’ para la cerrada mente de alguien no tiene por que serlo para el resto del mundo.
LUCIAN: Pues sera quiza como me dice. Claro esta que, a los dioses gracias, lejos estoy yo de verme flagelado por ese latigo llamado Amor. ¡Y bien me va! Pues son innumerables las historias de metas y vidas por amor perdidas.
VALEK: (divertido) ¡Ja ja! Eres prudente, y es muy sabio como piensas, mi amigo. Pero, y a pesar de lo mucho que me moleste el hacerlo, al parecer el Destino me ha convertido en profeta de ese mismo sentimiento que evitas, y muy a pesar tuyo he de presagiarte que has de sucumbir a este, como le sucede a la mayoria de los mortales.
LUCIAN: (dando un respingo) ¡Pero cómo! Señor, sabe usted de sobra el respeto que le tengo, pero no lo tome a mal si le pregunto si ha ingerido algun extraño elixir o hierba en este dia, que alterando sus sentidos le ha inducido a sugerir semejante mascarada.
VALEK: No, muchacho. No es el extasis de algun elixir el que es fuente de tales pensamientos. Antes bien… (hace una pausa y voltea) ¡Escucho algo! ¿Quién esta ahí? (Entra Kayak)
KAYAK: (con expresión seria) Disculpen la interrupcion, gentiles señores (A Valek) Mi patron desea hablar con vos.
VALEK: (poniendose de pie, sonriente) Ah, ese Amir. Tan oportuno como el Angel de la Muerte…(caminando mientras rodea con un brazo a Kayak) Solo vuestro jefe tomaria por oportuna una hora avanzada de la noche para realizar sus negocios. Y de tal suerte, todas sus ventas se vuelven pactos entre las mismas sombras. Harto romantico y hermoso, he de decir, pero: ¿Qué pensará la demas gente?
LUCIAN: (agregando en tono burlón) Y ni que decir de un pensamiento que invariablemente en muchos surgiria; que tales horas convienen mas que nada a las obras de demonios y bandidos. Y ciertamente no he visto en su señor rasgo alguno del Padre de la Iniquidad.
KAYAK: (con voz indignada) ¡Jovencito! Bien haria usted en guardar respeto al señor Amir, y actuar conforme a alguien de vuestra posición. Que de sobra hay gorrioncillos que creen ser imponentes aguilas, intentando actuar como tales, y frente a otros tarde o temprano pasan vergüenzas y en su interior un desengaño y descontento.
LUCIAN: (de pronto visiblemente disgustado, encara a Kayak) ¡Y bien versada debe estar en tales temas, contando ya cincuenta años de ser ave de rapiña! Y en ese despotismo os humillais mas vos misma, que a esos que llama gorriones. ¡Vieja necia! (Forcejea mientras Valek lo sujeta y aparta) ¡No me aparteis, señor! Dejadme decirle unas palabras mas, que la Verdad nunca debe ser callada, antes bien debe arrasar con quienes creen tener la patente de ésta, y juzgan a otros con sus adjetivos que a veces hieren.
VALEK: (hablandole al oido a Lucian) Y mil veces mas necio serias tu si a su nivel te rebajaras. Otro problema tuyo, muchacho: tu impulsividad. ¡Valiente osadia habria sido del Nazareno haberse hecho crucificar a la edad de catorce o quince! Y de haber sido asi, apostaria mi brazo a que no tendria mas adoradores que los que veneraran un animal en piedra esculpido. Hay un momento y un lugar para cada cosa, pero lo mas importante: recuerda que la gente a nuestros ojos odiosa es a veces el preludio de lo mas bello por venir. Como una dura y desagradable cascara que justo detrás de ella esta el fruto mas bello, tentador, y delicioso al paladar…
KAYAK: (interrumpiendo) Mi ama Cecille (hace una pausa para tragar saliva, y prosigue) tambien estara presente. De hecho os aguardan ya; por favor traed a (levanta una ceja) vuestro discipulo y acompañadme, que se hace tarde.



Escena Segunda

Alcoba de Cecille

(CECILLE y ALONDRA)



CECILLE: (sentada frente al espejo cepillandose el cabello) La vida es mas un camino que un destino, mi amiga. ¿Es eso lo que me dices?
ALONDRA: (sentada sobre la cama) Asi es. Y por favor, dame un instante para convertirte a mi opinión (sonríe); ¿No te has preguntado el porqué de la ausencia de la felicidad definitiva en todos los hombres y mujeres? Es por ello precisamente, por ver la dicha como un destino lejano, algunos creyendo como los piadosos y creyentes que es un estado que solo conoceremos después de morir. ¡Vaya una cosa! Yo me pregunto: ¿Qué objeto tendria venir a pasar decadas de penurias y carencias, haciendo sacrificios en esta existencia con la promesa de vivir dichoso en otra, de la que ni siquiera hay pruebas de que exista?
CECILLE: Pero entonces, ¿Qué tiene que hacer el hombre? (deja el cepillo y voltea a verla) Tal vez resignarnos todos los mortales a que la felicidad es un inducido estado de estupidez, y que especialmente nosotras las mujeres estamos encadenadas a ese tormento de no poder hablar, opinar, y mucho menos vivir y disfrutar siquiera la mitad de las cosas que nuestro ser clama con todas sus fuerzas.
ALONDRA: no es asi. La felicidad es un estado REAL, al que se llega por medio del placer que se vive en cada uno de nuestros sentidos. He ahí el error de tantos: que consideran la felicidad como el premio por vivir en la carencia, cuando la formula mas sencilla es la verdadera; disfrutar de todo lo mas posible, y en ese extasis encontrar la gloria… (entra Kayak)
KAYAK: (a Cecille) mi señora, las visitas del señor acaban de llegar. (a Alondra) Señorita, se le invita a quedarse y acompañar al señor y la señora en su reunion con sus invitados.
ALONDRA: (con euforia) ¡Invitados! No me habias comentado que vendria alguien. ¿Quienes son?
KAYAK: (para si misma) ¡Ay, estas sanguijuelas en cuerpo de mujeres bellas! ¡Sus piernas tan prontas a abrirse acaparan mas que un politico en dos periodos de gobierno! Y no es menor su hambre de lujos y riquezas, pues al cabo de los ultimos años han convertido a exitosos ejemplares en pozos secos.
CECILLE: (a Kayak) ¿Qué dices?
KAYAK: (desviando la mirada) ¡Nada! Absolutamente nada, mi señora. Pero por favor; vuestro esposo espera ya a ambas, e imagino que con impaciencia.
ALONDRA: ¡Vamos, vamos! (con tono sarcastico) No sea que el buen señor, tan amable y honesto con la que es desde siempre mi mejor amiga, llegue a sufrir en su tan pura alma nuestra descortesía…
CECILLE: (caminando tras de Alondra, empujandola por la espalda) ¡Vamos ya! Sin discursos ni demoras…

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1 ago 2009

Hatemail de Alexander Strauffon (comentarios, correos, capturas)

 Relatos Recuerdos Criticas   


(Última actualización: 2017)

AVISO DEL AUTOR DEL BLOG: Una cosa son las críticas normales, sin llegar a ataques. Pero, al enviarme correo o dejar comentarios de amenazas, insultos, o agresión hacia mi persona o a lectores/conocidos míos, estás reconociendo mi derecho a replicar y de hacer pública la interacción. Si no estás de acuerdo con éstos términos, no vengas a joder.

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ahora se porque te dejaron tus novias pinche raro
ve a jalartela leyendo al marques de sade

(R= No sabía que necesitara tu permiso, pero gracias. Se ve que estás muy al pendiente del blog, respecto a que hablo del Marqués de Sade en él. Haces bien tu trabajo de hater obsesionado. Tú te la jalas pensando en mí, admítelo.)
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con esto quiero decir que phobos y alexander son de mas de 30 con lonjas celuliticas y calvos jajajajjajaj

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HOLA HOLAAA STRAUFFON.SABES QUE NO TE DEJARE, SERE TU PESADILLA DE AHORA EN ADELANTE. ME ENCANTA MI TRABAJO Y SE QUE A TI TE INFARTA.

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Mmm...pues tu eres el "chupasangre" no??Deja de blasfemar, `por eso nadie te haCE CASO..jajajajajA Tu y tus "amigos" los locos...

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eres un satanico? adoras al diablo? pinche sataniko

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cuanta confusion y pensamientos torcidos en un solo hombre
sin Jesus estas perdido.aceptalo que el te esta esperando a guiarte

(R= No sabía que Jesús fuera un sistema GPS. Pero bueno, se supone que él puede hacer de todo.)

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El unico enfermo eres tu pinche Alexander... chinga tu madre... y que y que y que?

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no deberias estar matando un cabrito y echandole a todos con odio? Ah ya se!! Es ke eres el malito con los que no hacen lo que tuquieres. Tus 'enemigos'

(R= No mames, ¿qué culpa tiene el pobre cabrito?)

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estas bien pinche loco hijo de la mierda

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vamos a tomarnos todos de las manos y si no se puede al menos imaginarlo y rezemos todos juntos para que en el nombre del Padre el Hijo yel Espiritu Santo se esfume ya de nuestros boards el indeseable Alexander y que Limon se vaya con el AMEN!

•••

el Alexander es un pinche pseudoescritor homosexual depravado y una amenaza para la sociedad

•••

ALEXANDER ES PUTO. DIOS ES AMOR Juan 3:16

•••

Ojala que alguien le ponga un "hasta aqui" al trastornado Alexander,y pronto deje de estar promoviendo sus mensajes de degeneracion, suficiente bronca tiene ya el mundo para encima tener miles de tipos tan desagradables como el, los mensajes que anda regando no ayudan a nadie, unicamente encaminan a mas basura y mas degeneracion.

•••

aaaa pinche comentario pendejo de alexander,todos nos estabamos divirtiendo hasta que la cagaste,ojala te de influenza y te mueras

•••

tienes gracia y eres muy inteligente y habilodoso para escribir. pero no esta bien hacer burla del nombre de Dios ni las cosas que ver con El. y ni siquiera en broma o por pasar el buen rato. hay muchas cosas de las que puedes escribir y criticar que igualmente dan gracia y puedes extenderte lo que quieras. ya se que igual y me puedes decir que me importa o que hago aqui entonces. nadamas quiero compartir eso. con el nombre de Dios no se juega porque es blasfemia. a Dios se le respeta. bueno gracias y bendiciones

•••

ALEXANDER ES LA PEOR BASURA QUE PUEDE EXISTIR EN MONTERREY! ES COMO SI FUERA RADIOACTIVO EL DESGRACIADO. YO LLEVO ODIANDOLO POR MUCHO TIEMPO Y MI NOVIO LO ODIA. Y TODOS LOS QUE ERAN SUS AMIGOS LO ODIAN. QUE BUENO QUE LO ODIEN AQUI TAMBIEN

(R= Este es de la Ale, la fresa troll buenona que un tiempo dejó más de un comentario como éstos en cada entrada del blog, además atacando a quien me dejara comentarios. Es adicta a medicamentos para conservar su figura, me amenazó con demandarme por aconsejarle tener cuidado con su salud. Cuando le dije que de seguir trolleando publicaría cosas suyas, aceptó dejar de hacerlo)

•••

Hola!

No leí tu post completo porque me dio un chiiiinngo de hueva, jejejej, lo que si es cierto es que tu y el desperdicio de bytes me caen igual de la verga, bueno no... el desperdicio me medio agrada porque me hace reir y recomienda blogs y eso, luego si es un culero y me cae mal porque se mete bloggers que me caen bien, pero pos no me lo tomo en serio, pero tu... deje un comentario estupido en el blog de la sabrosita voladora, lo acepto, pero llegas y te lo tomas en serio llamandome de "bajo intelecto" (lo cual la neta me vale verga), en lugar de ignorar las tonterias que dice un adolescente bobo como yo en internet...

(R= El anterior es un individuo estudiante de la Ciudad de México, un alumno parásito de los que dan mala fama a la UNAM, que se hacía llamar en internet "Morinakemi".

A él le gustaba una chica muy joven, incluso más joven que él, que en otro tiempo era lectora de mi blog y me dejaba comentarios, a la cual le devolví la cortesía visitando y comentando en su blog (ella llevaba también algún tiempo escribiendo). Después seguimos dejándonos comentarios cada que hacíamos la rutinaria visita al blogroll. Tan solo por esas interacciones en línea con la mencionada chica, la mente loquita de Morinakemi y sus celos le hicieron querer calumniarme acusándome de ser un depredador sexual, que era un pervertido y un delincuente y otras mentiras. Esto lo hizo con la ayuda de otro sujeto de su mismo nivel que creó un blog colectivo que se dedicaba a acosar y calumniar blogueros por diversión, sin hacer distinción de edad, sexo, lugar de residencia, u otra cosa. Ese blog de acoso lo dieron de baja después.

Aunque nunca mostraba su cara o pistas de su identidad, di con su información tarde o temprano, aunque no con la de su socio. Luego de exponerlo, terminó cerrando su blog e hizo su acto de desaparición, sin más. Lo expuse en un post, el cual lo dejé guardado o archivado una vez que el pobre perturbado dejó de fastidiar).


•••

un dia llego Alexander Strafon y dijo: ya no mas bullys! me voy a hacer bien malito y voy a chingarlos a todos porque soy bien kool y me como mis propias costras

entonces se busco unos libros de brujería bien chidotes que vendian de a tres por 50 pesos en las librerias del centro y se fue a su casa y dibujo una estrellota bien grandoota en el piso y puso velas en todas partes que compro en una hierberia que tambien vendia cremitas y echaba las cartas en el mercado juarez

y entonces empezo a llamar al diablo. 'diablo diablo satanas ven a mi' le gritaba y bailaba tocando tambores encuerado. y el diablo se le aparecio todo mamado y rojote y le dijo que quieres strafon? que chingados quieres pinche depravado adicto a las hamburguesas y a las drogas y masturbador compulsivo. y strafon le dijo: quiero que me hagas bien fuertote y malo asi como tu y aparte bien guapo para que las nenas ya no me hagan el feo

y el diablo dijo: tienes dos opciones y tienes que escoger una y no te puedes ir porque ya me llamaste y ora te chingas. una de dos o te cojo por 100 noches seguidas y asi te hago guapote como quieres o me das una mamada bien sabrosa y te dejo ir vivo y vas a seguir igual pero tendras talento para escribir posts largos y graciosos y tendras solo algunos fans pero tambien te prometo llegar vivo hasta el 2012

y strafon escogio y tann tann

(R= Debo admitirlo, éste me hizo reír a mi también. No todos le ponen tanta creatividad. Debo aclarar: habria considerado seriamente lo de las cien cogidas con el Diablo, la recompensa era buena. Preferentemente querria que se viera como Liz Hurley en Bedazzled)

•••

Que infantil eres a veces :/

(¿Infantil? ¿Qué te pasa? Soy espejo y me reflejo. ¡Córtalas!)

•••

luego te preguntas porque se van todosde tu lado y ninguna vieja te aguanta ni poquito tiempo

tu siguele asi y tanto en tu pinche blog como en tu vida real te vas a quedar sin nadie y si acaso con unos 3 o 4 pendejos acompañandote igual de enfermos que tu

•••

PINCHE PUTO TE LA COMES

•••

Es cierto, habría que castrar a los pobres y a los indígenas y a los feos. También deberíamos poner una cerca en el desierto, como una cárcel, y mandar ahí a todos los taxistas y a los choferes de camión, que ni humanos son.

Supongo Don ALEXANDER STRAUFFON, que usted también estaría de acuerdo, mandar a toda esa gentuza (menos a su sirvienta, por supuesto) a la total exterminación, ésa es la única solución para deshacernos de esos criminales que solamente surgieron para molestar. Aunque también, es posible que hayan surgido porque uno cosecha lo que siembra.

(R= Quién sabe de dónde sacó éste descerebrado que quiero castrar pobres, indigenas, y feos. Jamás desearía yo tal cosa. Además, siendo que caigo en dos de esas categorías, tendría que castrarme a mi mismo. Y para terminar: será que me conoce o tiene cámaras puestas en mi casa, para afirmar que tengo empleada doméstica. Porque yo así le llamo a ese oficio, lo de "sirvienta" lo dijo él. Los que se las dan de campeones de los oprimidos son muchas veces los más discriminadores en lo profundo de su ser.) 

•••

QUE EL ALEXANDER SE SUICIDE YA DE UNA PINCHE VEZ! UNA PINCHE LACRA MENOS EN EL MUNDO

•••

ya es hora de que te internes en una institución.

•••

Anónimo dijo...

TANTO QUIERES HABLAR MIERDA DE UN YOUTUBER EXITOSO Y ESCRITOR DE VERDAD NO COMO TU PINCHE AMARGADO PENDEJO TROLL SORETE QUERIENDO ANDAR DE BUSCAFAMAS CRITICANDO A LOS QUE SI TRIUNFAN EN LA VIDA YSI TIENEN EL CARIÑO DE SUS FOLLOWERS.YA SABEMOS QUE VIVES EN MONTERREY MEX Y TE VA LA ADVERTENCIA TU PUTO BLOG SE TE CAE PELOTUDO PIENSALO TE VAS A QUEDAR SIN DONDE PONER TU VENENO PORQUE DE PENDEJO QUE ESTAS SEGURO NO SABES HACER VIDEOS NI EDITAR POR ESO NO TIENES NADA EN TU CANAL DE YOUTUBE Y DE UNA VEZ A LA MIERDA LA TROLA ESA DE (aquí pone el nombre de una conocida que comenta en el blog) LE HACE FALTA UNA PORONGA Y NI SE META LE DAMOS UNA QUE NO VEA!! PENDEJOS TODOS AQI COMENTANDO DANDOTE LA RAZON A TI POBRE ENFERMO Q YA SABEMOS ERES UN ACOSADOR TRAUMADO TODO LOCO SIN NOVIA JAJAJAJAJAJA LOS Q QUIERAN VER A LA MINA QUE LO DEJO: (pone aquí el link al perfil de una chica que fue mi novia en el pasado.) BYE AMARGADO DILE ADIOS A TUS REDES

(R= Esto es de un fanboy ardido en respuesta a comentarios de crítica que hice sobre cierto youtuber o influencer muy conocido. Ni hablar, la gente en internet ha ido desquiciándose de forma progresiva a medida que la tecnología ha avanzado. En las comunidades de antes, previas a las redes sociales famosas, siempre hubo gente hostil y trolls. Pero ahora son mucho peor.)

•••

no te das cuenta que sobras en este mundo? yo siendo tu hace tiempo me ubiese pegado un tiro, men, te dare el mejor consejo que jamas nadie te haya dado, ve al puente mas cercano y lanzate de espaldas

(R= Ahorita voy corriendo, sabio anónimo que deja mensajes a blogs de gente que ni conoce a las 3 de la mañana?)

•••

Anónimo dijo...

Cuanto lloriqueo Alexander y no te conformas con moquear solo en tus espacios, también te paseas cual Magdalena dejando tus experiencia (bastante relevante para ti) haciendote la victima por muchos blogs con el corazón roto y despechado. Sobate!!!

•••

Cuando nuestras vidas dejan de ser interesantes, terminamos pegando viejas conversaciones de internet sazonadas con un toque """misterioso""" en algún blog. Sal y tómate un café, consigue (intenta conseguir) una novia, baja esa panza cada vez más prominente, lee, en fin. Tantas cosas por hacer. Besitos.

(R= También podría dedicarme a dejar comentarios anónimos intentando ofender, y ser así un triunfador, como tú. ¿No?)

•••

tienes caca en el cerebro pinche Estraufon.

•••

ALEXANDER: ERES UN PAYASO QUE HACE DRAMAS Y UN ADICTOL. PENA ME DAS.

•••

Man, creo que deberias autoanalizarte para saber por que tienes ese deseo de atencion insatisfecho.

mi no me gusta hacer sentir mal a la gente, pero todo lo que escribes es egocentrico, falto de profundidad, no tiene nada, apesta hombre.

Creo que es tiempo de que, a tu edad, hagas un retiro de la sociedad y reflexiones sobre temas metafisicos, interactues con pensadores, etc. Te ubico desde hace tiempo, pero tanto tu persona como tu libro no indica avances.

No se que decir de positivo de ti, para serte honesto. Creo que es tiempo de un cambio personal.

(R= Lo hubieras dicho antes, Maestro. Miren nadamás, recibí la visita de un verdadero Iluminado. ¡Adiós todos, regalo mis posesiones y hoy mismo me mudo al Tíbet a ser monje)

•••

Gotham city tiene al pingüino.
Por otro lado, Monterrey te tiene a ti, su pingüino particular, similar al menos en barriga.

(R= De hecho no, Anonimo. Mi barriga en la actualidad es de 15 kg de exceso de peso nadamas, y ademas soy alto. El Pingüino es de baja estatura y más gordo. Además, tiene un chingo de dinero, y yo soy muy pobre, snif snif... )

•••

Alexander yo no creo que de verdad te importe nada y lo que quieres es apoyar todo lo que le haga daño a la iglesia y a los valores de familia de Mexico

y todos ustedes que se creen muy modernos y muy newwave por estar de acuerdo con eso me dan mucha pena porque estan mas que confundidos y no se ven muy inteligentes enserio

•••


Alexander Strauffon: Ciego es aquel que no ve a miles y miles de cristianos actuar como Jesucristo hoy en día en la tierra. Pero si esperás que dentro de ese imitar a Jesucristo torcer la verdad, aguarla, diluirla o difamarla sea nuestra actitud, tus huesos irán a parar a la tierra y esto no sucederá.

Alexander te he visto defender y escribir cosa perturbante tras otra y esta es sin duda la mas antimoral y con pocas bases que se te ha ocurrido venir a soltar. Es tu blog pero esto esta mal y no te estoy insultando ni nada antes que se te ocurra borrarme el escrito. Te digo que esta mal porque hay mas bases para decir no a esa propuesta que permitirles hacer lo que quieren.

eso no lo cambias tu ni tus amigos que vienen a rayarte tu blog. Salu2

•••

Perdónalo
Señor¡¡ este pobre ser humano no sabe lo que dice ni lo que escribe y se
abroga el derecho de hablar por millones de seres humanos afirmando que la
religión e iglesia Católica nos daña ¿acaso lo conocemos a él para que lo
afirme así con tanta contundencia?. ¡¡mmmmmm¡¡ Se puede constatar en lo que
escribe, su ignorancia extrema, la cual padecen este tipo de personas-loros,
que solo repiten lo que oyen porque ni siquiera escuchan y como son resentidas
y amargadas y no han encontrado en nada un motivo para ser felices, pues
arremeten llenos de envidia, contra quienes a pesar de los problemas y
tribulaciones somos felices y encontramos consuelo en Dios, en sus
instituciones y sus enseñanzas.

(R= Atentamente: el Duendecillo mágico de Tierra Feliz.)

•••

QUE ORIGINAL! METIENDOTE CON LOS CATOLICOS. TANTO TE HA DE ARDER QUE ESTEN FELICES CON EL NUEVO SANTO PADRE. SI POR ALGO ES LA IGLESIA VERDADERA Y ORIGINAL. DEJA DE HABLAR DE LO QUE NO CONOCES Y RESPETA.

•••

AAAAH QUE PINCHE PENDEJAZO.

NO TE GUSTA Y YA POR ESO TIENES QUE ANDAR HABLANDO MIERDA PINCHE HOCICON

HAZ DESER DE ESOS PENDEJOS QUE EN SU PUTA VIDA MUEVEN UN DEDO PERO ESO SI ANDAN LEYENDO SU PUTO CREPUSCULO Y MAMADAS Y SE CREEN MUY CHINGONES Y MUY MALOS PORQUE VISTEN DE NEGRO

CHINGA TU MADRE Y PINCHE HUEVA DE BLOG MUERETE OJALA TE LLEVE LA VERGA

(R= Éste es fecha que no lo supero. Me hace reír siempre que vuelvo a leerlo. ¿En serio? ¿Alguien que lee Crepúsculo y que se cree muy malo?)

•••

Eres un maricon no se como puedes vivir si todo te molesta, que nena eres...........Me dan tanta flojera los tipos como tu, por eso te quedaras solo toda TODA tu vida. Bye I hate u


•••


Oye,

ya te dieron una repasada pero nomas por no dejar. eres muy ignorante y tambien inmaduro mi chavo. no se cuantos años tengas pero esta mas que claro que no tienes vida y estas amargado o porque alguna novia te dejo o porque nunca te fue bien en la vida. la gente como tu nomas quejandose de las cosas que no entienden o que no les gusta son una lastima. como si le interesara tu opinion a alguien. estar como nena echandole aqui y alla solo porque no te gusta el deporte no hace ver como pendejos a la aficion: te hace ver pendejo a ti. y encima de eso, cobarde.

ya ahi puedes contestar lo que quieras da lo mismo.


•••

muchos webos pa hablar che puto

a que no publicas tu direccion pa que te caigamos a ponerte una putiza por puñetas pinche puños

capaz te cagas del miedo.haz de estar todo panzon y con lentes tragando papas fritas frente a tu compu.ya qiisieras estar como cualquiera de los seleccionados minimo ellos hacen deporte y salen no como tu nomas metido escribiendo tus pinches mamadas aburridas jajaja chinga tu madre

(R= ¡Falso! No uso lentes. Pero ya en serio, me inquietaste un poco, le atinaste en lo de las papitas. A ver: ¿qué marca de papitas es, eh?)

•••

anda webon, vete a trabajar como diputado, asi te pagan por lo que disfrutas, hacerte pendejo, decir idioteces y rascarte las bolas

(R= Ahí te doy la razón, para que veas. Debí hacerlo, la verdad. Si hubiera escogido esa profesión, creo que sí me habría ido bien y tendría mucho dinero ahorita. La cagué.)

•••

pffffff, pobre pendejo, ya suicidate al chile, que pinche post tan mas pendejo, como las pendejadas que fuiste a hablar al blog de Angello. metete un pinche balazo o un cuchillo en el culo

•••

pinche emo pendejo, aprendete primero a hacer un buen layout de blog y luego te pones a hablar puñetas. dizque muy satanico y ora hasta politico saliste we jaaaa me pelas la verga

•••

Que se muera el pinche Alex Strauffon hijo de puta pervertido engendro de congal!!!!


•••

pendejo que te pasa el futbol es pasion si no te gusta ponte a jugar nintendo chtm


•••

Yo no seré un erudito ni mi post será el más verdadero del mundo, pero por lo menos tengo respeto y educación, cosa de la que tu careces. Eres un imbecil mas de la red que quiere impresionar con escritos supuestamente "fuertes", poniendo enlaces satanicos, y encima arrastrando a gente que siento decir que si te comentan y son tus amigos deben ser igual de bajos de clase, de inteligencia, y dignos de lastima igual que tu. Me dan pena tu y los que te aplauden tus tonterias.

No voy a continuar en esta dinamica inmadura donde te buscas lucir a base de insultos. 

(R= Me acordé del genial Leslie Nielsen cuando hizo el papel de Drácula: "I will not be drawn into such a childish exercise!")



•••

QUE ESTUPIDO ERES

POBRE INFELIZ

•••

fuck you stupid pervert *** che puto escritorzete de mierda! te odddddddio

•••

pue yo sigo diciendo que eres un pinche satanico loco hijo de puta y aparte panista de seguro pero el escrito del phineas esta perron y muy cierto.y los vamo a extrañar.

(R= Otro que no sabe ni de qué habla. ¿Satánico y Panista?)

•••

stas loko o ke te pasa hijo de la mierda!kmo te pones a hablar de la iglesia asi! no te educaron tus pinches padres de mierda o ke#! nesesitas unos putasos

(R= Eso sí que es muy cristiano de tu parte.)

•••

Alexander, Alexander, porque ocultas tu homosexualidad?

•••

esa a la ke criticas es tambien tu madre y es Dios kien es tu Padre lo digas o no lo digas

Oh Dios, tú eres mi padre,cada mañana buscaré tu rostro...
Mi alma clama,a ti pidiendo misericordia.
Anhela el toque de tu gracia...
Aunque parece, que estoy en unatierra seca y árida, sin agua...
Contemplo tu poder, y tu gloria,sé que estoy seguro en poder y entu mano...
Tu amor, es mejor que la vida,mi corazón ansia ofrecertealabanza...
Levantaré mis manos,te alabaré y quedaré satisfecho,todos los días de mi vida...

•••

papi por favor no critiques al reggaeton que me da hueva leer tus post pero de seguro eres una mierda mas queriendo tener lo que los reggaetoneros tenemos diner te apusto que en mi casa cabe tu casa con cochera mueran cabron envidios de chorro cabroenes whast up mother fukersnigamarika jajajajajjajaja

(R= Jajaja. Ok, vean qué tremendo ejemplar. Y así, damas y caballeros, es la mayoría de la gente que escucha reggaeton. ¡Siguiente!)

•••

Que persona tan ignorante y naca eres...

•••

DIOS TE BENDIGA A TI Y A LOS TUYOS ALEX

REZAREMOS POR TU ALMA

(R= No tengo ninguna novia, amante, familar, o amiga que se llame Alma. Pero gracias.)

•••

muestra clasica de un pendejo que no tuvi infancia...muy aparte de lo que haya echo en su vida privada el chavo y todos sus personajes...llegaron al corazon de muchos wei si tu eres un pendejo con corazon duro i que le gusta burlarse de los grandes ya que no puedes ser alguien mejor o no tienes nada que hacer metete un cuchillo por el ano!! que te den por el culooo.....viva chespirito y viva Roberto Gomez Bolaños....el mas grandee..

•••

Andate ala puta que te pario Hijo de puta Como te atreves a crear esa imagen contra Chespirito pinche puto ojala te mueras aguante Chespirtito

•••

que vas a hacer?

cambiarte de sexo? hacerte cristiano?

subirte a un techo y ponerte a disparar hasta que te maten?

•••

¿Ah pero que no todas tus entradas son escritas bajo la influencia del alcohol? madres, así justificaba en mi mente que fueran una verborrea estúpida.

•••

Pinche imbecil. De seguro tu madre te cago y por eso eres asi.

Y ya no seas llorona. Al rato sales del closet y tienes tu boda en San Francisco. Pinche mayate intento de dark. Le beso los pies a ls que te han hecho sentir mierda.

•••

no hay ninguna pinche diferencia entre Alexander y una puta con herpes

•••

Dado que estas bien amargado y no tienes el minimo sentido del humor dudo que goces de poder siquiera decir algo antes de pensarlo.

•••

Me parecio oportuno recordar este episodio, pues viene muy ad hoc a las recientes intervenciones de G y de Alexander (quien hoy mismo,sin ruborizarse, dijo que aceptaria sin problema ser una prostituta o mercenario del imperialismo).
Esa es la talla moral del tal Alexander.

•••

Mis mujeres siempre me dicen que deberia ser pornstar porque estoy bien pilinudo. Que con eso ganaria mas varo que Bill Gates. JAJAJAJ Pinches maricotas del Limon, tito, Alexander y demas peleles: Abstenganse. Mi cuerpo solo es para las mujeres.

•••

Alexander y T?!?!? si son conocidos en el medio como "Manolin y Shilinsky" para Dummies.

•••

Existen varias cosas que me cagan:
Alexander Strauffon
Alexander Strauffon
Alexander Strauffon
Alexander Strauffon
Alexander Strauffon
Alexander Strauffon

(R=No digas mi nombre tantas veces. Puede que me aparezca frente a ti mientras estás cagando.)

•••

A, Alexander Strauffon seguramente ha de tener todo el derecho de regalar lo que no es de el.. que mugrero!!!!!!

•••

Alexander Strauffon no te deseo nada malo pero espero que la nasa te encuentre y te ponga en orbita en jupiter por tus comentarios depredativos soltando la lengua de lagarto de Comodo. no trates de convertir este blog de oro en uno de oxido y hierro!!!

•••

el tal estrafon, no será una madre –mamá, progenitora — vergonzante ???porquesa fraseque se lee “Por lo menos estamos en una escuela estudiando, y no en una tierra arabe cuidándonos de tiroteos y coches bomba”, es típicamente maternal.alguien lo conoce de carnihueso? o será la venganza de las madres ninja? (rolen el polvito diangel: nomás se la pasan esnifeando cabra de bolones)

("Did you understand a single word of what he just said?")



•••

que persona tan mas triste eres. no estaria mal que visitaras a un psiquiatra.

•••

yo estoy departe de el. ojala que si venga y te ponga unos chingazos que tanto te faltan.

te odio strauffon! eres la plaga de los blog

•••

no mames

seguramente te van a decir que si

pendejo

•••

Y referente a lo de Alexander Strauffon, al principio lo soñaba con cara de Neil Diamond y finalmente me quedo con el look de Steven Patrick!!! iuuuuu.

(R= Y te excitaste. Admítelo.)

•••

Don Alexander , supongo que ud. se sintio aterrorisado y hasta sufrio delirios de persecusion con el cuento de los intelectuales…

•••

Yo quisiera que el Alexander se quedara callado siempre... inchi vato odioso...

•••

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