En mis días en la carrera, ocurrió que una chica conocida acudió a mi para contarme de sus problemas en casa. Su padre, alguien usualmente tranquilo en presencia de los demás (y médico de profesión), no era tan tranquilo cuando estaba lejos de ojos ajenos. ¿Suena familiar? Por supuesto que sí. Ya en estos días, es raro el que no conoce a alguien, aunque sea indirectamente, que experimenta algún tipo de agresión en su propia casa.
Luego de escucharla contarme sobre su papá y esa reciente ocasión en que le dio unos cuantos golpes en el vientre y la zarandeó, me decidí a aconsejarle al respecto. El señor me conocía y era amable conmigo, la demás gente en su casa también. Pero no iba a dejar que eso me detuviera de decir y hacer lo correcto. Así que le sugerí que fuéramos a poner la denuncia.
Al llegar a Policía y Tránsito del municipio, nos recibió un oficial en un escritorio con cara de genio y fastidio. Y al mencionarle lo sucedido, su respuesta me sorprendió: "Pero señorita, es su padre. ¿Cómo lo va a denunciar? Si acaso logra que su mamá venga junto con usted también, entonces tal vez si se pueda". Aquí en México eso es común. Como el machismo y pensamiento retrógrada es imperante, y la mayoría de los policias son ejemplo mismo de esas dos cosas, no me cabe la duda de que el animal con pistola y placa que nos atendió se sintió hasta identificado con el padre abusivo.
Me indigné y empecé a discutir con él, le dije que estaba encubriendo un delito y que nos dejara hablar con alguien más, con su superior o alguna otra persona. Aunque estábamos ahí, marqué al 060 (el número para emergencias policiacas, el equivalente al 911 de E.U., para quienes no sean de aquí) y le comenté a la operadora lo sucedido. Me dijo que estaba bien lo que estaba haciendo, que me saltara a ese oficial y se lo hiciera saber a la demás gente del lugar.
Cuando colgué, la chica estaba hablando con su mamá por teléfono diciendo lo que pensaba hacer. La señora hizo lo que muchas: decir que no, por miedo o apatía. Después de eso, mi conocida se desanimó e insistió en que nos fuéramos, aunque ya habia logrado que fueran a "hablarle al licenciado" y que estuvieran por pasarnos a la oficina de alguien ahí para exponer lo sucedido. Éste incidente, el cual uno habria esperado que fuera en décadas pasadas llenas de ambiguedades e injusticias, no fue hace mucho. Ocurrió en el 2004. Y una persona que queria denunciar el delito de violencia intrafamiliar quedó desanimada por un patán que se supone estaba ahí para ayudar, y en vez de eso le obstaculizó las cosas.
Denuncia: Algo que la gente no siempre hace
La denuncia es, sin entrar en términos excesivamente técnicos, poner la queja sobre un incidente o persona con las instancias indicadas para resolverlo. Ésta debe incluir lo más posible sobre el incidente, motivos, y detalles descriptivos tanto del perpetrador como del suceso. En la mayoría de los paises llamados civilizados, el gobierno y el poder judicial animan a la gente mediante anuncios, slogans, y discursos a que acudan y reporten las cosas malas que vean que suceden.
Por supuesto, al trasladar eso a la realidad cotidiana se ve algo distinto. El relato con el que inicia ésta entrada, vivencia personal que sigue enojándome al recordarla, es un ejemplo de ésto. Además de la dificultad inicial para que te hagan caso y te tomen en serio para varias cosas, está la duda sobre la integridad propia y las represalias que pueda tomar el denunciado (sin mencionar lo poco que le interesa a las autoridades el defenderte de eso), y finalmente: ese oceano de palabras rebuscadas, tecnicismos, verborrea innecesaria que tanto le gusta a los legisladores y abogados navegar y usar a su favor muchas veces para dejar fuera a peligrosos culpables y encerrar a inocentes.
El INEGI reportó en 2012 frente a la ONU una cifra alarmante: mientras que el porcentaje de delitos que la gente elige no denunciar resultó del 85% en Bolivia y 80% en Ecuador, en México resultó ser del 92% y reflejando la poca confianza de la gente hacia las instituciones. La ONU, hablando a través de su Oficina contra la Droga y el Delito, dijo: "En general no se reportan. No hay una cultura de denuncia ciudadana". Transcurridos dos años, en el 2014, las cifras y cosas mencionadas siguen igual.
Aquí es donde la obvia pero importante pregunta surge: ¿Por qué no la hay?
Es común que si uno señala la responsabilidad que tiene el sector ciudadano, saltará más de uno con indignación. Quizá acaben llamándote lamebotas del gobierno, alguien ciego ante la realidad, etcétera. Por eso aclaro antes que nada: es comprensible que no confien en las instituciones, estoy con ellos en eso. Un breve vistazo a eventos de los últimos años deja en claro que policías y jueces son en muchas ocasiones corruptos o carentes de voluntad para hacer lo que se debe, que las lagunas en el sistema de impartición de justicia hacen que sea toda una odisea un trámite que en otros lugares es simple, y además, los delincuentes se dan sus habilidades para escapar, mentir, sobornar, o intimidar.
Así que en efecto, el sistema está mal. Con muchas fallas. Pero dicho todo lo anterior, les recuerdo algo: no es enteramente inefectivo. Y no todos los servidores públicos son corruptos, por fortuna. Por ello es que sí se debe denunciar todo aquel delito del que uno sea víctima o testigo, y el no hacerlo es calladamente contribuir a que incidentes similares ocurran en el futuro. No lancen piedras, ya aclaré que no es culparles ni negar la responsabilidad de las propias autoridades, pero deben admitir también su parte en todo esto.
El pensamiento: "Es que, ¿ya de qué sirve, si ya pasó?"
Otra conocida me comentó hace algún tiempo que le robaron la batería de su coche cuando estaba estacionado, y ella atendía sus pendientes. Ocurrió en una zona de la ciudad que no es tan insegura, he de decirlo. Ocurre una que otra cosa ahi cada cierto tiempo.
Obviamente estaba molesta ante el hecho, y echó madres y maldijo sobre el ladrón que lo hizo. Entonces le pregunté si lo reportó a la policia, para que fueran y dieran fe de lo ocurrido, etcétera. Y ahi es cuando dio esa respuesta tan tonta que le gusta a la mayoría de la gente: "Pues, ¿ya para qué? Ya lo hicieron, y con denunciarlo no me van a reponer lo que se llevaron".
Cuando fui asaltado, y aquella otra ocasión en que entraron a robar a mi casa, les aseguro que nadie maldijo más que yo. Es inevitable la sensación de inconformidad y el "y si hubiera..." rondando por la mente de uno. Recuerdo haber deseado que el asaltante hubiera estado armado con otra cosa que no fuera una pistola, o habérmelo topado sin su arma tiempo después. Y también, recuerdo lo perfectamente claro que era el que ya no iba a recuperar aquello que se llevaron.
Por supuesto, lo mejor es la prevención del delito, medidas a tomar para que sea menos probable que seas una víctima. Pero si ya te ocurrió, callarlo solo porque no va a resultar como quieres es inaceptable. Porque una denuncia no debe ser buscando la compensación propia, sino lograr justicia, el bien común, y prevención de futuros sucesos similares. Y es que a fin de cuentas, eso importa tanto o más que aquello que se perdió. ¿Suena difícil de aceptar? Que sea dicho con ejemplos, mejor, entonces:
Piensen en la mujer de la batería del coche, que mencioné. Por supuesto que no va a recuperarla, y no se la van a restituir. Pero si en unos años, ese sitio calmado se vuelve un lugar con peores crímenes, las autoridades tendrán el pretexto: "No nos hacían saber las cosas que pasaban ahí". En su apatía, la mujer se volvió cómplice.
Ahora, imaginen que todos, el 100% de quienes son víctimas en el lugar, se deciden a ser ciudadanos activos y participativos, poniendo sus denuncias, haciendolo saber a noticieros locales, dando seguimiento a ésto y dejando en claro que están al pendiente... ¿en qué creen que ayude? Y la respuesta es: en mucho. Muchos dirán "es una hueva, qué flojera hacer algo que quita el tiempo así". Efectivamente, da flojera, pero es el precio por lograr un continuo beneficio. Y si tienes tiempo para el chisme con las amistades, la telenovela o el partido de tal o cual deporte, vale más que lo tengas para algo que en realidad ayudará a que los demás ciudadanos (tu prójimo, si quieres sentirte muy espiritual) transiten por esas calles un poco más tranquilos.
Los números deben ser exactos a la hora de tener una estadística. Y aunque parezca que no, influyen a favor de lo correcto en muchas ocasiones, siempre y cuando sean datos reales y de ciudadanos conscientes en dar ese seguimiento y atención mencionados anteriormente. Pongámoslo así: si a ti y a unos cuantos les roban, golpean, o violan el día de mañana y no lo reportan, él seguirá feliz por la vida haciendo las cosas como siempre. Los números incompletos e inexactos en la administracipón pública y la aplicación de justicia son de los mejores amigos que tienen los funcionarios corruptos y/o huevones. Les da la facilidad de manipular, especular, mentir aquí y allá, y prácticamente "pasar la bolita" durante todo su periodo.
Ahora bien, si todo se reporta a los canales adecuados (no solo en pláticas entre amigos y en status de redes sociales) verían una diferencia. Una avalancha de denuncias y números reales que harían actuar a tu gobernante, al cuerpo policiaco de tu municipio, etcétera. No porque les importes, necesariamente, sino porque esto les pondría en la mira de sus propios enemigos, del riesgo de perder sus puestos, y de otros inconvenientes que querrían evitar. ¿Y como lo evitarían? Haciendo su trabajo como debe ser. Ojo: en ningún momento he dicho que se volvería una utopía con gobernantes y policías modelo, pero sí constituiría una mejora.
Se denuncia para que se sepa en todas partes lo que ocurrió, en qué lugar y circunstancias. Y para hacer saber a quienes están supuestos a cuidarnos, que ahí, ese lugar donde fuiste víctima, es un "punto rojo" que más les vale atender.
Miedo, verguenza, y denuncia anónima
Los crímenes de violación y secuestro son, aunque parezca que está de más el decirlo, de los más graves y de efecto irreversible por el uso de intimidación y vejaciones físicas y mentales con el que suelen acompañarles. Y ni qué decir de cuando éstos forman parte de redes complejas, como la trata de personas y secuestros a gran escala llevados a cabo por el crimen organizado. Pero aún con ésto, es increible el gran número de casos que las víctimas eligen callar y no reportar.
Un secuestro implica el daño no solo para la víctima, sino para sus seres cercanos. El proceso es largo, doloroso, y sobre todo: incierto. El debate sobre si hacer caso a las instrucciones del secuestrador o no es extenso y conocidísimo, dando razones como la posibilidad de que éste vaya a estar coludido con las mismas autoridades anti-secuestro y nada bueno resulte de dar aviso. Lo cierto es que el seguir las instrucciones de éste implica el creer su palabra. ¿Qué tan confiable es la palabra de un criminal desconocido? ¿Será benévolo o tomará la fría y lógica decisión de "deshacerse de la evidencia"?
En cuanto al abuso sexual, la verguenza y el daño hecho requieren mucho tiempo para tratarles y que se superen, pero el primer paso es poner la justa queja y se emita la alerta contra el responsable. Aún ante la negativa de la propia víctima, tenemos la responsabilidad en cada delito de avisar de lo ocurrido. Y si el primer lugar donde damos ese aviso no es receptivo, ir al siguiente, y aún a otro. Hay teléfonos para denuncia anónima en muchos paises, a los cuales se puede llamar desde un teléfono público en un lugar que no esté a la vista de cámaras, y denunciar lo que juzgues adecuado de acuerdo a tu deber ciudadano, sin delatarte.
¿Cómo y con quiénes hacer una denuncia?
La siguiente información es proporcionada por las autoridades de México, el proceso puede tener mínimas variaciones en otros países, para lo cual se sugiere visitar las páginas de la alcaldía o la gubernatura de la ubicación donde residas, o llamar al teléfono de Información para que resuelvan tu duda. En cuanto a México y el hacer una denuncia anónima, están los siguientes enlaces en sitios web oficiales del gobierno:
Denuncia por Internet | Policía Federal | Gobierno | gob.mx
Llamadas de denuncia, cómo debes realizarlas para obtener el mejor resultado
Y tengan presente: los delincuentes aprenden rápido a actuar como uno solo con sus socios, sus abogados, y con el sistema mismo. Y si queremos ganar la partida, vale más que los ciudadanos comunes tengamos también ese sentido de cooperación y solidaridad para hacerles frente. No callen, y no solo vociferen por redes sociales y con amigos. Habrá alguien, conocido o no, que en un futuro tal vez se salve si se toma la acción correcta.





















