Hay títulos de entradas de blog que son autoexplicativos, y éste es uno de ellos. No tienen idea del coraje y a la vez tristeza que me provocó la mujer de la que les voy a hablar a continuación. Lo compartí de forma breve en redes, pero no le hace justicia. Esto tenía que escribirlo; dejarlo salir, como vomitar algo que te intoxicó.
En Youtube se pueden encontrar videos de solo buscar el mismo título de ésto: Pidiendo cosas en el lugar incorrecto. Y algunos son muy graciosos, hay que admitirlo. Pero lo que les hace divertidos es el hecho de que quien está yendo a pedir cosas lo hace en broma. Sabe que lo que está diciendo es una mamada, y justo antes de volverse intolerable ya le pone fin a su acto. El mame está controlado, por así decirlo.
Pero, ¿qué pasa cuando no es en broma? ¿Qué pasa cuando a quien estás oyendo pedir algo tan absurdo le parece que es algo razonable, y lo dice en serio (poniéndose digno, aparte)? Pude experimentarlo con el más reciente Horror al mezclarme entre la gente: la Mamá Idiota en la Pizzería.
Luego de una semana pesada y no haber mayor plan, decidí ir a comprar una pizza para premiarme con algo de gula. Había fila, ya que ahí tienes que llegar a comprarla en persona. Por mi no hay problema en cuanto a eso, incluso si se tardan al hacer su orden es algo que tengo ya asimilado, tanto como cliente en espera como también por cuando estaba muy chavo y trabajé un tiempo en restaurantes de comida rápida. Sé cómo pueden ser los clientes, y que hay incontables tipos.
Ahí estaba, pues, haciendo fila con otras personas. Y una mamá joven de unos 40 años máximo estaba unos dos lugares adelante de mi. Venía con su hijo, de unos 10 u 11 años. Es más, imaginen de que buen humor estaba al principio, que aunque detesto a los niños me fijé en el hijo de la mujer y que traía puesta una playera de Batman, y dije: "Ah que chido. Bien por el niño y sus gustos, o los papás y sus gustos, mas bien". Y eso que traía hambre, además. Les digo, andaba de buen humor.
Y entonces ocurrió. Como un Horror Lovecraftniano, un Caos Andante que se atrevió a reproducirse, la mujer llegó frente a la caja a hacer su orden. ¿Qué piensan que iba a pedir? Pues alguna pizza, y quizá uno de los complementos o adicionales que venden, como los palitos delgados esos con queso adentro que no sé como chingados se llaman. Algo por el estilo, ¿no? ¡PUES NO! La mujer al parecer pidió la pizza que sería para ella y el esposo, o novio, o amante, o el íncubo en turno ocupándole su cavidad vaginal. Pero de inmediato pasó a lo que quería para el niño: chili-dogs.
Sí, chili-dogs. En una pizzería con un reducidísimo menú, todo ahi en exhibición para ser fácilmente visto y poder elegir, esta mujer dijo que quería chili-dogs porque el niño dijo que eso quería. La chica de la caja hizo una expresión de sorpresa pero de forma educada le dijo que no estaba eso entre lo que ofrecían, y le indicó lo que estaba disponible para ordenar: esto, esto, y aquello. Si la vieja hubiera dejado eso hasta ahí no habría hecho pedo nadie; habría quedado como una de tantas peticiones fuera de lugar pero olvidables. Cualquiera que haya trabajado en restaurantes e incluso otro tipo de lugares laborales sabe que los clientes andan en la luna a veces o piden que 2+2 sea igual a 3, y después ya agarran onda.
¿Pero acaso la vieja se iba a rendir? Oh no, por Lucifer y toda la Corte Infernal que no. Salió con un "¿Pero por qué no venden eh?". Y hasta argumentó que entre los ingredientes que había estaban los que componen un chili-dog. En efecto, lo eran. Pero decir eso es tan pendejo como ir a Carl's Jr. y pedir que te preparen una McDonald's, porque ahí están los mismos ingredientes. Y hasta aventarse el Bonus de Idiotez de decir "Las dos son hamburguesas, a fin de cuentas. No veo por qué no prepararlas". Cuando vas a un lugar, ves lo que hay y qué se ajusta a lo que quieres. Si la vas a hacer de pedo debe ser por la calidad de lo que te dieron, el tiempo de tenértelo listo, quizá el precio o garantía u otros factores. Y ya se resuelve si es que tienes la razón o no. Pero no puedes ir a un lugar a pedir algo POR COMPLETO INADECUADO y encima ponerte digno como si el universo mismo estuviera equivocado y te asistiera la razón solo por una falacia sacada del culo, como la que la Mamá Idiota se sacó al decir eso de los ingredientes.
La demás gente empezó a mirarse como diciendo "¿Qué pedo con esta vieja?". Yo resoplé un par de veces como diciendo "No mames". La vieja volteó e hizo una mirada mitad poniéndose digna y en actitud de ser muy especial y la que debe ganar, y la otra mitad actitud de soy muy cool y no me importa que me odien. Me cayó tan mal que en cierto momento mi ira fue mal dirigida, y empecé a molestarme con el niño de que estuviera solo así mirando y no dijera "Mamá, ya mejor déjalo, ya a la verga, vámonos". Y fíjense, reconozco que fue mal dirigida porque aunque el niño y su mirada me decían que sí sabía que podia hablar y decir algo para disuadir a su mamá de su necedad, a fin de cuentas está sujeto a ella y lo que se le ocurra.
De nuevo me enfoqué en la verdadera culpable. Empecé a mirarle la parte de atrás de la cabeza deseando con todas mis fuerzas que le hiciera corto y se cayera como saco de papas al suelo. Para que vean que eso del poder del pensamiento y que esto y aquello conspira a tu favor es una mamada falsa y estúpida como muchas otras. Créanme, casi nadie ha deseado cosas de forma más intensa y continua que yo. Si esas cosas fueran ciertas, mis enemigos habrían muerto más veces que Mario de Nintendo.
De tanta necedad que oí, sentí hasta que empezaba a paralizárseme la cara en una expresión ausente. De pronto me vi hasta preguntándome si en realidad no me habría dado ya antojo de chili-dogs también. ¿Se fijan que tan poderoso es el poder de la necedad vociferante y continua? Me sacudí eso como quien se frota los ojos para dejar de ver un espejismo en el desierto. Quisiera que la hubieran oído. Mi celular está madreado y jala parcialmente luego de una caída, no puede grabarse nada, si no con mucho gusto habría obtenido video para respaldar mis palabras y vieran que no exagero. Como dije antes, no es que sea uno extraño a lo que es ver clientes difíciles, pero aquí... no, es que no sé cómo pintarles el cuadro en cuanto al efecto que tenían en conjunto sus palabras, el tono e inflexión de su voz, y el lenguaje corporal. No me alcanzan las palabras. Si hubiera sido algo más simple no habria sentido la necesidad de escribir al respecto.
Hace poco vi un meme que decía "Debemos dejar de preguntar que tan pendejo se puede ser. Algunos están tomándolo como un reto", y es verdad. Hay niveles de idiotez, y la de ésta mona trascendía planos y dimensiones. Hizo eco en el plano de la existencia. Repercutió su pendejez en el cosmos. Llegó al espacio y de tan fuerte, le abrió un agujero a los Agujeros Negros. Fue tan fuerte que "superó a la velocidad luz" como en los Caballeros del Zodiaco. Es más, la Luz misma se frenó un momento y dijo: "No mames, que vieja tan pendeja". Llegó hasta a realidades alternas donde lo ficticio es real; clarito pude oír a Superman y a Batman decir "¿Qué pedo con esa vieja pendeja en una pizzería exigiendo un chili-dog?". Zeus agitó la cabeza en desaprobación. Cthulhu se dio un facepalm. ¡Agh! NO la perdones, Señor. Porque SÍ sabe lo que hace.
Luego de chutarnos todo eso y que al final se rindió y se llevó algo de lo que sí se podía ordenar ahí, seguimos avanzando. Al llegar mi turno, incluso pensé un momento el decir de broma cuando me preguntara que quería "Un chili-dog, por favor". Pero no, lo sentí tan inadecuado como lo sería el bromear con una tragedia reciente. Y pues lo que puedo decir como reflexión: no sean así, gente. Y húyanle a los que sí lo son, sean parientes o amistades. No vaya a ocurrir que se ganen unos madrazos y les toque a ustedes también, por estar ahí.
Muchas gracias por compartir mi peculiar anécdota, amigo mío. Puedo jurar que cuando la cajera me dijo lo de las quejas, incluso pensé que me encontraba en un programa de cámara escondida. Es un poquito perturbador como la estupidez colectiva puede derivar en políticas empresariales y laborales…
ResponderBorrarSaludos. :D
Es increíble cuando nos encontramos con gente así pero que la hay, la hay. Y todos los que hemos trabajado alguna vez con público, lo sabemos. Esa gente es algo desesperante tanto para la persona que los atiende como para el resto de clientes. Me pregunto si en sus casas serán igual o si aprovechan cuando salen para descargar sus frustraciones. Un besote!!!
ResponderBorrarcarajo la cabecera me saco la carcajada hahaha
ResponderBorrarhay men
Detesto a este tipo de gente, me pongo de mal humor sólo con leerte. ¡Malditos! Y lo peor es que claro, de tal madre tal hijo saldrá en unos años, que se creerá que siempre hay que darle la razón.
ResponderBorrarDefinitivo que hay gente innecesaria que nada más le quita oxígeno a los demás y luego lo peor es que se reproduce.... ya ves? te dije! El sentido común es el menos común de todos
ResponderBorrarEso es horrible!! Lo peor, que si eres empleado del lugar no puedas contestarle como se merece a gente pendeja como esa. Lamentable tu experiencia y más lamentable que te quito tu buen humor (que no es muy frecuente *P)
ResponderBorrarCon su permiso y sin él, yo sí los mando a chingar a su madre, sea en donde sea y a quién sea. Que no mamen, ya fue mucho. A mi me ha pasado en el Aeropuerto, que te revisan la VISA para pasar a los estates y unos se ponen al pedo, con esa cara de rajapatada y todavía se ponen mal plan, qué porque le revisan, casi casi dicen, no me ven los ojos azules... y yo los mandé a freír espárragos. He notado que cuando uno dice lo que los demás no se atreven se arma la trifulca, porque los demás te apoyan, muy bueno.
ResponderBorrarNo puedo imaginar qué pensarán cuando hacen esos pedidos y cuando esperan que les hagan caso... Es imposible.
ResponderBorrarSaludos!!