Me desagradan los funerales. Tengo un absoluto respeto por quien experimenta la pérdida de alguien y el período de duelo que le toca pasar, aclaro. Pero no me agradan. Bueno, no he conocido aún a alguien que guste de ellos, o por lo menos que tenga el valor de admitirlo.
La muerte es una realidad terrible e innegable. Causa miedo, intriga, teorías varias sobre qué sucede después de fallecer, y desgraciadamente: rituales, ceremonias, y procesos para acompañar el acontecimiento de la persona que se va.
¿Por qué será que lloran en los funerales? Ya sé, la pregunta parece obvia, y estúpida. Pero piénsenlo un momento: tal vez son pocos los que lloran en verdad por la partida del difunto, y es más la emoción manifiesta de saber que algún día le tocará a ellos, la evidente fragilidad en la vida de todo ser humano, o el haberse quedado cuentas pendientes con el finado.
Detesto a los hipócritas que hablan de lo mucho que hicieron por quien yace ahi sin vida, y sin poder validar o refutar sus palabras. Aprovechándose de eso, quieren quedar como héroes, diciendo que siempre fueron buenos con su padre, madre, o hermano, q.e.p.d. Y ahora si, como "Diosito lo tiene en su santa gloria", que sirva al menos para mejorar su propia imagen. Y casi siempre resulta que ese bocón es quien más escurrió el bulto (se sordeó) para evitar ver al ser querido.
Un caso en particular me llega a la mente. En la familia de un conocido ocurrió un deceso, una señora ya de edad. De entre sus hijos, uno de ellos era el más adinerado. Un tipo tan arrogante y sobrado, que su ego necesitaba su propio código postal. Toda la vida fingió demencia ante las necesidades de su madre, pretextando el trabajo se hacia el perdedizo.
¿Que ocurrio en ese funeral que les menciono, el de la mamá? El hijo ingrato llegó gritando y haciendo aspavientos a las capillas donde se llevaba a cabo el velorio. Manoteando como un mandril, gritaba "¡Mi madre! ¡Mi madre!", y se abrió paso entre los presentes, empujando a algunos. La mala fortuna fue que se tropezó, y golpeó el ataúd, el cual estaba sobre esa especie de carrito con ruedas en que -por comodidad- se les pone, para moverlo. Así que allá fue a dar la caja donde estaba el cuerpo de su madre, rodando hasta que golpeó con una pared atrás, y el idiota todavía siguió tropezándose con las coronas y arreglos florales ahi puestos, y aplastándolos. Se cayó, se incorporó, y volvió a caerse. Hasta lanzaba golpes a los brazos que se le tendían para ayudar a que se levantara. Adiós dignidad; si hubieran llevado a un borracho recién salido de las cantinas del centro de la ciudad se habria comportado con más decoro.
También está la otra gran mentira: lo "bueno" que era el fallecido. Resulta que quienes se mueren eran siempre de alma pura y cristalina. Aún y en casos relativos a delincuentes, uno ve en las noticias a la madre del malandro diciendo: "mi hijo no se metia con nadie, tan bueno que era, el no andaba en malos pasos, y NO tenia enemigos". Cuánta mentira. Si, a veces son en efecto inocentes, pero el porcentaje de esos casos es minúsculo. La mayoria de las veces, al investigar al dichoso angelito, salen a la luz sus nexos con pandillas, armas, y la sorpresa de que en sus venas fluían más drogas que en el inventario de una farmacia.
A veces es un cualquiera quien se muere y no es que sea delincuente condenado o buscado, pero todos saben que era un vicioso, golpeador de su pareja y sus hijos, etcétera. Sin embargo, ahi estan todos diciendo cuán genial era y qué lástima que se fue. Qué cómodo ha de ser vivir en la negación, habría que intentarlo alguna vez. En lo personal, nunca he mentido en cuanto a eso: si quien murió era una persona sobresaliente o lo consideraba un buen ejemplo, lo digo también. Y si era un miserable y fue un problema para mi o alguien cercano, pues... por algo en ocasiones no han requerido mi presencia en ciertos funerales.
Después ves a cada uno manejando el duelo como le parece mejor: están los que se ponen a tragar como cerdos ahi mismo, otros que están secreteándose y muertos de risa, los piadosos que están ahí rezando un turbo-rosario ("bola chica, bola chica, bola chica, BOLA GRANDE, AMEN"), y los otros, que están sentados o acomodados en un lugar estrategico, esperando a que se termine.
¿Y qué tal los que esperan al momento del entierro para dar su espectáculo? Son intrigantes. Siempre me he preguntado si acaso ensayan con su familia en la privacidad de su casa, si dan instrucciones precisas a hijos y pareja y establecen tiempos y todo. Tengo un tio que es asi: el viejo en su vida se ocupa de mostrar a los demas parientes su afecto, ni les visita, se aisla y se ha peleado con la mayoria. Se distanció de igual forma con mis abuelos. Ah, pero a la hora de los funerales, ya van preparados: él tiene su rutina de ojos hacia arriba y boquear como pez fuera del agua, la esposa trae "el alcohol", aditamento esencial para la escena, y los hijos lo complementan con llantos y voces quebradas diciendo: "¡Noooo, papáaaa! ¡Nooo, papáaaa!".
Alguna de tantas ocasiones en que hizo su numerito de desmayo o de quererse lanzar al pozo, quisiera que alguien lo hubiera empujado, para darle gusto. Aparte de tener que manejar el fallecimiento del familiar, uno tenia que soportar su pobre histrionismo. Lo irónico es que en casi todas las familias, ¡esos mismos teatreros son los que tardan mucho en morirse! ¿Será que La Muerte los ve y dice "yo no quiero batallar con payasos por ahora"?
Y ni hablar de la actualidad, en que a algunos se les ha ocurrido la brillante idea de fotografiar a sus difuntos para compartirlos en redes sociales, o incluso grabar video del funeral. ¿Qué tienen en la cabeza, por todos los dioses?
En conclusión: la muerte ocurre día a dia, al igual que los rituales asociados a ésta. Y en cuanto a esa gente insoportable en ellos, son a fin de cuentas como los gérmenes y bacterias: están en todos lados, pero aún así hay que mantenernos sanos y mantener al mínimo nuestro contacto o exposición a ellos. Y la lección para nosotros es vivir una existencia plena y dichosa, sin faltas ni remordimientos.



























